En la actual política abundan los lemas y las promesas "El pueblo manda", "primero los pobres", frases que resuenan en mítines y campañas de los morenistas, muy usadas por Ana Lilia Rivera en sus mítines de fines de semana.
Sin embargo, cuando la adversidad golpea, estas palabras suelen evaporarse como el humo que durante tres días cubrió el cerro de San Gabriel en Atltzayanca.
Mientras el fuego devastaba ecosistemas y amenazaba vidas, los ciudadanos de a pie, aquellos que no subsisten del erario, se organizaron para combatir las llamas. ¿Y dónde estaban los aspirantes a la gubernatura Ana Lilia Rivera y Raymundo Vázquez Conchas? Brillaron por su ausencia.
Ni un mensaje de solidaridad, ni una botella de agua enviada, ni una visita al lugar de la tragedia.
La senadora Rivera prefirió montar un espectáculo mediático en el centro de Tlaxcala, utilizando recursos públicos para promocionar su imagen.
El diputado Vázquez Conchas, por su parte, continuó con sus reuniones políticas como si nada extraordinario ocurriera en el estado que aspira gobernar.
La gobernadora Lorena Cuéllar finalmente apareció al tercer día, sólo para enfrentar el rechazo de una población indignada por su tardía reacción.
La respuesta gubernamental llegó cuando los propios ciudadanos ya habían asumido la responsabilidad que correspondía a las autoridades.
Es en estos momentos críticos cuando se revela el verdadero carácter de quienes buscan dirigir los destinos de un pueblo.
Los aspirantes morenistas pronto recorrerán Atltzayanca solicitando votos, extendiendo manos que permanecieron cruzadas cuando el fuego amenazaba.
¿Con qué legitimidad moral pedirán apoyo a quienes abandonaron en su hora más oscura?
La política no debería ser un ejercicio de oportunismo selectivo. Quien aspira a gobernar debe estar presente no solo en las celebraciones y actos protocolarios, sino especialmente en los momentos de crisis.
Un liderazgo auténtico se demuestra precisamente cuando las cámaras están apagadas y el sufrimiento ciudadano es real.
Las fotografías del incendio de San Gabriel permanecerán en la memoria colectiva de Atltzayanca mucho más tiempo que los espectaculares de campaña que muy pronto inundarán sus calles.
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