Isaac del Toro escribió su nombre con letras doradas en la historia del ciclismo mexicano al conquistar la Etapa 17 del Giro de Italia, convirtiéndose en el segundo mexicano en lograr esta hazaña después de una espera de 22 años y 364 días.
El triunfo de Del Toro no solo representa un logro personal, sino que reaviva el orgullo de una tradición ciclista que tiene sus raíces en tierras tlaxcaltecas, específicamente en la figura de Julio Alberto Pérez Cuapio, quien abrió el camino para las futuras generaciones del pedal mexicano.
Fue el 29 de mayo de 2002 cuando Julio Alberto Pérez Cuapio, originario de Tlaxcala, grabó su nombre en los anales del ciclismo mundial al convertirse en el primer mexicano en ganar una etapa del prestigioso Giro de Italia.
Su victoria representó no solo un triunfo deportivo, sino un momento de orgullo nacional que puso a México en el mapa del ciclismo europeo de élite.
El ciclista tlaxcalteca se convirtió en un pionero que demostró que el talento mexicano podía competir al más alto nivel en las grandes vueltas europeas.
Su hazaña abrió las puertas para que otros corredores mexicanos soñaran con repetir la gesta en territorio italiano.
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