Bernardino Vazquez Mazatzi

Elektra es un riesgo

En materia de seguridad, Elektra, la tienda de electrodomésticos, préstamos, envíos de dinero y banco y como otras muchas cosas más, está reprobada. En realidad ingresar a sus instalaciones ya lo es y no sólo por carecer de medidas de prevención o respuesta ante posibles desastres sino hasta por el trato que dan sus empleados al público.

La mañana de este viernes 26 de septiembre, la Dirección Municipal de Protección Civil del municipio de Chiautempan iba a hacer un simulacro de sismo de 8 grados en la escala de Richter pero a los directivos de la tienda simplemente no les dio la gana permitirlo y fingieron inocencia para exponer su ignorancia o desinterés para proteger la vida de sus clientes a quienes exprimen hasta con doble cobranza. Y por si fuera poco, de forma prepotente y absurda, un trabajador impidió de forma prepotente que los periodistas hicieran su trabajo con el argumento estúpido de que la razón social de la tienda no podía ser exhibida.

Mientras a nivel nacional crece la preocupación e interés por preservar hasta en lo máximo posible la vida de las personas ante un terremoto, en Tlaxcala y específicamente en Chiautempan ese tema los tiene sin cuidado sobre todo, porque los dueños de las tiendas más grandes asentadas en este municipio están ocupadas contando el dinero que le esquilman a los inocentes que creen que de veras reciben ayuda al pagar en abonos pequeños.

De verdad es extremadamente urgente e indispensable que el tema de la seguridad sea un asunto que merezca la atención de las autoridades estatales pues no puede aceptarse que los gerentes o empleados menores desprecien de esa forma la vida de sus víctimas convertidas en clientes y los intentos de las instituciones por operar programas que prevengan muchas muertes en caso de una tragedia promovida por la naturaleza.

A veces la sociedad se pregunta con acento acusatorio qué es lo que hace el gobierno municipal que no atiende la prevención de desastres por incendios, terremotos o inundaciones, pero cuando lo hace, no falta uno u muchos malos en la película que se oponen al desarrollo de planes y programas con ese tema y es hasta que la desgracia nos recuerda nuestra fragilidad como raza, pueblo o personas cuando lanzamos alaridos acusatorios y señalamos, juzgamos y sentenciamos para justificar el desinterés, la apatía e ignorancia de unos cuantos.

Lo mismo pasa en Bodega Aurrerá ubicada en Chiautempan en donde, en un día normal están al interior un promedio de 250 personas y en días especiales como los de fiestas decembrinas, llega a congregar hasta a 900 personas en un mismo tiempo. Aquí tampoco hay interés por preservar la vida de los compradores y empleados y si bien es menor el riesgo porque al menos aquí sí hay alarma funcionando, la capacidad de respuesta y el conocimiento de los empleados sobre qué hacer son muy escasas y ante una emergencia, es segura la pérdida de vidas, mismas que se pueden y se deben evitar.

La puesta en operación de simulacros de sismo, incendio o inundación al interior de las tiendas no debiera ser una opción para los gerentes, sino una obligación ineludible o al menos, que prevengan a los compradores respecto a que en esas tiendas no hay forma de organizar a la gente en caso de evacuación del lugar y que haya avisos en los que se explique en esa tienda les tiene sin cuidado la integridad de los clientes.

La negativa de Elektra a aceptar simulacros y la insuficiencia de Aurrerá en la reacción son una llamada de alerta a las autoridades y a los consumidores. Las instituciones de protección civil están informadas...