LCC, MMR y ADF

Bernardino Vazquez Mazatzi

A estas alturas de las campañas electorales para gobernador, el panorama empieza a aclararse y ya muestra el rostro de quien podría ocupar la máxima responsabilidad en Tlaxcala.

De acuerdo a la opinión de la gente "de a pie", de los que viajan en el transporte público de pasajeros, de las señoras que hacen fila en las tortillerías, de obreros, campesinos y asalariados, el proselitismo rinde sus frutos y el voto va encontrando destino, por lo que se empieza a definir quién obtendrá el triunfo el 5 de junio.

Más allá de filias y fobias, en una opinión totalmente ajena a la contaminación por la ideología de los partidos, las siglas y los colores, los electores reales y no las mantas ni las lonas, quienes deciden en las urnas quién habrá de ser gobierno y no las encuestas a modo, dicen que Lorena Cuellar Cisneros, abanderada del PRD, va adelante en las preferencias y si bien no por el amplio margen que le otorgan quienes quieren quedar bien, sí con los puntos suficientes como para dudar de un empate técnico y como para no ser alcanzada por sus contrincantes.

De acuerdo a esas mismas opiniones, creíbles en la medida de que provienen de gente que no se fanatiza por no aspirar a cosa diferente que participar en las elecciones mediante la emisión de su voto, Marco Mena Rodríguez ocupa la segunda posición en la carrera por la gubernatura y dicen que no se le ven posibilidades de remontar y mucho menos de ganar.

Para quienes libremente dan su punto de vista, los que no se encuentran inmersos en la organización de mítines, quienes no tienen familiares como candidatos a nada, para quienes vislumbran el destino de la mayoría de los sufragios y ya han decidido participar y por quién votar, Adriana Dávila Fernández ocupa el tercer lugar en este proceso casi democrático y la observan con nulas posibilidades de hacerse gobernadora de Tlaxcala.

Estas percepciones se encuentran ajenas a la crítica justa o injusta para todos o alguno de los candidatos, se encuentran alejadas de perspicacias o sospechas hacia los partidos y los dirigentes de los mismos, no pretenden quedar bien con nadie ni buscan que los aspirantes los acepten o los rechacen, son simplemente puntos de vista que por venir de ciudadanos libres, son dignos de respeto y por lo mismo, también dignos de credibilidad.

Para llegar a esa percepción, esos ciudadanos alejados del bullicio o escándalo de los mítines, carentes de los intereses de políticos chapulines y ausentes de malicia, han escuchado el discurso de los candidatos, han conocido sus propuestas, saben quiénes o quién los apoya, conocen de sus reales intenciones y de la viabilidad de sus proyectos. Esa y no otra, es la razón por la que creen que Lorena Cuellar Cisneros lleva la delantera y sienten que nadie va a poder alcanzarla en la carrera por ganar la primera magistratura estatal.

Esta gente que da su voz sin embargo no desconoce el pasado de cada candidato y tampoco ignora la forma en que llegaron a la candidatura. Eso sin duda le da mayor certeza a su percepción y hace respetable su opinión. De ahí que libremente haya decidido ejercer el voto diferenciado, el que le da el triunfo a un candidato o candidata para el gobierno del estado por un partido y por un diferente instituto político para presidente municipal y uno distinto incluso para las diputaciones.

Ese es el panorama que la gente vislumbra en este momento, a estas alturas del proceso electoral, en este instante de la lucha por ganar el 5 de junio. Esa es la opinión libre y desinteresada de la sociedad que ha dejado de imaginar o sospechar la forma en que alguien va a lograr el triunfo y que se ha centrado en proponer quién lo logrará.

Muchos, a estas alturas de las campañas para gobernador, no pueden estar equivocados.