No den ideas...

Bernardino Vazquez Mazatzi

En el debate, análisis o discusión de la despenalización al consumo de la mariguana debe mantenerse la idea de la hierba esa es una droga, un elemento dañino, un producto nocivo, un elemento adictivo y un enervante de los sentidos que de una forma u otra, a corto o mediano plazo y se diga lo que se diga en contra, traerá consecuencias negativas a los consumidores y en general a la sociedad.

El inicio en el consumo de mariguana en la juventud es una acción precursora de otras actitudes o acciones generalmente o principalmente autodestructivas. Es una forma de atreverse y de abrir la puerta a otras y negativas experiencias. En la edad de estudiante de secundaria y prepa, que es cuando se da el inicio de casi todo, es cuando los jóvenes se topan de frente con la tentación provocativa del encuentro con nuevas experiencias que trae la posibilidad y cercanía de la droga. En esa edad tan temprana el riesgo de concretar una prueba con cualquier tipo de droga es altísimo, es casi segura, aunque esta no sea mariguana, pues lo es también el tabaco y el alcohol.

En la edad de los inicios es cuando más falta la información, o se tiene tergiversada, o incompleta o de plano equivocada. No hay precisiones ni suficiencia en la que nos aportan los padres y la que nos llega de las instituciones es tan confusa, tan lejana, tan impropia y tan sin importancia que generalmente no tiene ningún impacto. Las leyes son tan simples y los propósitos de las autoridades por cumplirlas son tan débiles que los cigarros y las cervezas se adquieren en el establecimiento que le sigue a la puerta de la escuela.

La mariguana no es tan fácil de conseguir como las dos anteriores drogas, pero el muchacho estudiante de secundaria o prepa que quiera comprarla sólo debe pedirla, y se la suministran en minutos, a pocos metros de la entrada del plantel.

La mariguana es la antesala de otro tipo de vicios o adicciones, es la que facilita el transcurso a la rebeldía del joven hacia los padres y maestros y en general a toda forma de autoridad, es la que abre la puerta a la deserción escolar y la que da argumentos al consumidor para continuar en una carrera ascendente hacia la pérdida de los valores y el desinterés por lo razonable, justo, humano y solidario.

Luego entonces, en el debate que busque despenalizar su consumo jamás debe perderse de vista que el cuerpo humano es la síntesis de toda perfección, es el resumen de la sabiduría, es la obra perfecta, es un santuario de veneración, es la envoltura de algo supremo y un regalo de la naturaleza ¡¡Que no tiene por qué ser invadido a fuerza por droga alguna o elemento nocivo ajeno a su desarrollo y realización física y espiritual!!

El acuerdo de la SCJN no debe entenderse como si la liberación para la siembra y consumo de la hierba sin criminalización hace obligatorio el fumarla.

Por ello es que a la sociedad no debe preocuparle tanto que ya sea o vaya a ser permitida la droga esa pues en una sociedad consciente, en una juventud orientada, en unos hijos sanos de mente y cuerpo, en unos estudiantes informados y una sociedad culta y con valores tal osadía es intrascendente, es una tormenta lejana e inofensiva, una ofensa ajena, un peligro para otros aunque el riesgo, es cierto, es real, latente y una provocación. En pocas palabras, más debe preocuparnos la endeble educación de nuestros hijos, la ausencia de valores en los alumnos y la escasa sensibilidad y humanismo en la sociedad que en la aprobación de leyes que en último de los casos ni nos van ni nos vienen si tenemos la suficiente fortaleza y consciencia como para ver los toros desde lejos.

Las instituciones y el gobierno tienen como obligación ineludible el informar objetiva y puntualmente a la sociedad respecto a los riesgos y consecuencias de las drogas y los padres de familia deben ejercer verdadero control en los hijos mediante la comunicación y el diálogo para impedir las adicciones. La droga es droga y puede ser lo dañina que quieran, pero debe estar ausente en el cuerpo de la familia y lejos del entorno.

Claro que propuesta de despenalizar la droga es provocadora, es un riesgo, es la posibilidad de una sociedad insana aun cuando su consumo no es obligado pero de todos modos: ¿para qué darle ideas a los muchachos, a ver... para qué?