Adriana Dávila Fernández
 

Hablar de la pobreza en México, es hablar de uno de los temas que más lastiman a la sociedad en su conjunto, porque hay muchos que,  a pesar de los avances en la política social de nuestro país, en pleno siglo XXI, no tienen un pan o una tortilla para llevarse a la boca. Son grupos detectados en municipios, zonas, regiones que, lamentablemente son usados por Gobiernos locales -y avalados por el Gobierno Federal-, para fines electorales.  Eso es lucrar con las necesidades de otros.
Hablar del lucro de la pobreza es hablar de mezquindad, porque se realizan acciones específicas para conseguir  un fin miserable, al condicionar la ayuda social a cambio de la promesa de un voto.  Y eso involucra muchos recursos humanos y muchas instituciones que no cumplen con la misión asignada y se convierten, de manera voluntaria, en partícipes de la delincuencia electoral organizada.  Todo por la continuidad electoral. 
Hace unos meses se presentó la Cruzada Nacional contra el Hambre, de manera inicial en los 400 municipios más pobres del país, y coincidencia o no,  el 50% de  ellos  tendrán elecciones en julio próximo.  Se indicó que no existía sesgo electoral, el propósito era combatir el hambre.
Sin embargo, videos y grabaciones de audio dadas a conocer por el Partido Acción Nacional demuestran lo contrario: el Gobernador de Veracruz y sus funcionarios,  las delegaciones de la SEDESOL y hasta candidatos, conformaron una estructura paralela con objetivos electorales.  No sorprende que el priísmo opere programas sociales a su favor para comprar sufragios y movilizar a los electores. La evidencia de la deshonestidad es contundente.
Es cierto, no es responsabilidad de los titulares de las Secretarías de Estado, el movimiento de la estructura territorial del Partido del Presidente de la República en las entidades con proceso electoral local.  Lo que sí es ámbito de competencia de las señoras y señores Secretarios es el nombramiento de los operadores electorales, con cargo de Delegados Federales.  No son simples críticas de ocasión.
La pobreza y el hambre en este contexto se convierten en moneda de cambio electoral.  Y la realidad es que son factores que deben ser tratados de manera integral, porque para combatirlos hay que trabajar en educación,  salud, fuentes de empleo, servicios públicos, carreteras, telecomunicaciones… lo cual significa que todas las autoridades de los distintos niveles de gobierno, todas las áreas involucradas deben desarrollar actividades  con un plan integral de trabajo, no con un plan temporal electoral como lo hace hoy, de manera velada, el Gobierno Federal a través de la Secretaría de Desarrollo Social.
Este problema se ha vuelto mediático porque “vende mucho y vende bien”.  No son gratuitos los spots que nos dicen que para resolver un problema el primer paso es reconocerlo.  No es casual que traigan al país a personalidades que avalen los programas emprendidos, como fue el caso del expresidente Ignacio Lula da Silva, quien mencionó puntualmente que  “la pobreza persiste por falta de vergüenza de gobernantes”.  Estoy de acuerdo con el exmandatario, porque su comentario aplica para los Gobernadores y Munícipes que “trabajan” en las zonas más marginadas del país, que se ubican en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.  
Se hicieron públicas las grabaciones que involucran a funcionarios del Gobierno de Veracruz en actos de lucro electoral y, los altos funcionarios siguen en su cargo.   Se solicitaron las renuncias de algunos funcionarios.  Empero, el delegado sólo fue separado de su cargo mientras se realiza la investigación; el Secretario de Finanzas sigue al pendiente, desde su despacho, de las tareas necesarias para que no falten recursos y se pueda seguir con el lucro.
Me recuerda el caso veracruzano de 25 millones de pesos en efectivo (encontrados en una avioneta que viajaba al estado de México) que, se dijo en su momento, serían utilizados para la fiesta religiosa de la Candelaria y la compra de los tamales…  Y nada pasó entonces.  Es posible que el destino hubiera sido electoral. El caso es reincidente.  El uso de recursos públicos para obtener votos es el sello de la casa tricolor, porque  en temporada electoral, el hambre puede esperar.