Aquiles Montaño Brito

Tlaxcala: Reichstag de huarache e ilegalidad

Hace cerca de nueve meses que el destacamento antorchista de Tlaxcala redobló sus esfuerzos en la lucha para hacer que el Gobierno del estado, que encabeza Mariano González Zarur, resolviera de forma positiva tres demandas de fácil solución, mismas que ya están aprobadas y cuyo dinero se encuentra listo para ser aplicado. A lo largo de este tiempo, lo único que los antorchistas han recibido son dos cosas: represión y cero soluciones. Veamos, en apretado resumen, el periplo de los tlaxcaltecas.

            En enero de 2012, casi al inicio de la gestión del gobernador Mariano González Zarur, los antorchistas comenzaron a gestionar el adoquinamiento de las calles de la colonia capitalina La Antorcha, y mil 300 metros de tubo para instalar la red de drenaje en las colonias de San Cayetano de Nanacamilpa y Santa Anna, obras en las que los propios colonos pondrían la mano de obra y lo que hiciera falta. Las demandas, salvo para un necio, prueban por sí mismas su autenticidad. ¡Dos años más tarde! (ésa es la lentitud con que opera el Gobierno estatal), en diciembre de 2013, se aprobó el recurso para resolver ambas necesidades; sin embargo, han pasado nueve meses de la aprobación del recurso y es la hora en que los colonos no ven ni pavimento ni drenaje, gracias a que el Gobierno estatal se niega en redondo a aplicar el dinero en estas construcciones.

Debido a la poca sensibilidad del Gobierno estatal para resolver los problemas de la gente pobre de Tlaxcala, el Movimiento Antorchista -a través de sus cuatro diputados en el H. Congreso de la Unión- logró etiquetar 16 millones de pesos para diferentes obras de infraestructura pública y cultural en varios municipios y pueblos del estado. Los recursos, como dije, están “etiquetados”, es decir, deben aplicarse en lo que fueron aprobados por los 500 legisladores federales y no hacerlo implica una violación a la “Ley de Egresos” y, por tanto, un delito por el que se debe perseguir y castigar a los funcionarios implicados. A pesar de ello, y pasándose por el arco del triunfo las leyes federales, el gobierno de Mariano González Zarur se niega a aplicar parte del dinero con el “argumento” de que será utilizado por el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura. Y nadie, al parecer, es capaz de sacarlo de su necedad.

Pues bien, estas tres demandas provocaron que el Movimiento Antorchista decidiera movilizarse el día 13 de mayo en la capital del estado, movilización que fue reprimida por el Gobierno estatal, que para ello echó mano de los siempre dispuestos gerifaltes que dirigen a la Gestapo tlaxcalteca que se hace llamar “Policía Estatal”, cuyas hordas detuvieron ilegalmente a los camiones que transportaban a los antorchistas rumbo a la marcha, golpeando a varios de ellos y creando un clima de terror en varios municipios pregonando el cierre de comercios y la suspensión de clases en escuelas porque “ahí vienen los antorchistas causando destrozos”. Obviamente, como se comprobó por la prensa del día siguiente, ni una ni otra cosa resultaron ciertas: ni venían los antorchistas, porque la policía los había detenido y, por ende, tampoco podían ir “causando destrozos”. La misma suerte corrieron las dos marchas programadas que le siguieron a ésta, con lo que se confirma la violación sistemática del derecho a la manifestación pública consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. De acuerdo con la prensa local, varios grupos disidentes del Gobierno han corrido la misma suerte.

A pesar de no solucionar las demandas mínimas que piden los antorchistas y de no aplicar los recursos gestionados por nuestra organización a nivel federal, el secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez Carrera, se ha montado en su macho con el viejo e increíble cuento de que “el Gobierno no va a aceptar chantajes”, que los funcionarios presupuestívoros vomitan cada que el pueblo les exige que se pongan a hacer el trabajo para el que el propio pueblo les paga grandes sumas de dinero. Pero aquí, señor secretario, la única extorsión es la del propio gobierno estatal, que por la vía de negar el diálogo a los antorchistas y reprimir sus manifestaciones busca robarse los 16 millones de pesos que fueron gestionados por nuestra organización.

            Hace poco más de un mes, mostrando disposición para llegar a un acuerdo, una comisión de la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista, representada por los líderes de Puebla, Oaxaca, Guerrero, Veracruz y Tlaxcala, solicitó públicamente y a través del secretario de Gobierno una audiencia con el Gobernador para ver la forma de resolver los problemas aquí planteados. La única respuesta fue el silencio total del gobierno y una nueva ola represiva contra los antorchistas y sus demandas. El día 3 de agosto, durante los festejos por el 40 aniversario del nacimiento de nuestra organización, como parte de esta embestida fascista del Gobierno, los gorilas de la Gestapo tlaxcalteca montaron un aparatoso y bien armado retén sobre las entradas a la ciudad capital, para evitar la concentración antorchista cuyo único objetivo era celebrar el aniversario. En la embestida, cerca de ¡20 patrullas! detuvieron ilegalmente al único camión de Puebla que asistía a la concentración y que transportaba a un pequeño grupo de estudiantes poblanos solidarios y abnegados que iban a ayudar en la coordinación del evento. Toda la fuerza fascista del Estado para detener ilegalmente a 15 jóvenes, que fueron tratados como delincuentes, a quienes no se les permitió el acceso a Tlaxcala y fueron “escoltados” por un par de gorilas de regreso a Puebla, “por órdenes del gobierno”. ¿Y esto, señor Gobernador, no es ¡otra! violación a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos? ¿O sea que a Tlaxcala sólo pueden entrar aquéllos que estén dispuestos a bajar la cabeza ante el señor feudal? ¿No estamos acaso ante una versión de huarache del Reichstag? Tlaxcala es un feudo y sólo son bienvenidos quienes acepten la voluntad de don Mariano. Pero es un feudo pobre, muy pobre, y gobernado por improvisados que no hacen más que alimentarse a costillas del pueblo. Recientes estadísticas oficiales ubican al estado como el campeón nacional del desempleo y con el 64 por ciento de su población viviendo en la pobreza y la miseria más espantosa. Esto viene a completar el cuadro: pobreza, represión y violaciones a la ley. ¡Y todavía hay quienes afirman que en México ahí la llevamos!

¿Qué es lo que sigue para los antorchistas? En primer lugar, el apoyo solidario de los poblanos que ya se alistan para la próxima manifestación en Tlaxcala y a ver si el Gobierno y sus gerifaltes de la Gestapo pueden detener a un contingente de 5 mil personas para que no entren al feudo de don Mariano. En segundo lugar, el apoyo fraterno de todos los estados antes mencionados para una manifestación aún más numerosa. Y, si fuera necesario, el apoyo nacional. ¡Adelante antorchistas de Tlaxcala, no se detengan en su lucha, que es justa y necesaria!