La semana anterior abundamos sobre la violencia política y sus efectos en la sociedad, llegando a la conclusión de que una de las preocupaciones más fuertes es el tipo de resultados que se entregará de las elecciones, de manera definitiva, la violencia política va a influir en el ánimo y sentido del electorado, de ello no cabe duda pero nos empeñamos en volver la vista y no querer ver tal efecto.
Por otra parte, también consideramos esencial que la violencia política constituye un mensaje de confrontación con todo tipo de autoridad, menospreciando a la municipal, a las policías, al gobierno estatal y al gobierno federal, ello es preocupante y apunta a un proceso de desestabilización, cada vez más evidente y con signos de escalar a una abierta confrontación y sin reglas claras para dirimir diferencias.
Tenemos un problema grave de cara al proceso electoral 2024, no se ha realizado un análisis exhaustivo del impacto de la violencia y de la violencia política; por ejemplo, damos por sentado que a la candidata Gisela Gaytán Gutiérrez fue sustituida por Juan Miguel Ramírez Sánchez, pero el impacto será definitorio para los resultados el próximo 2 de junio. Sustituir a la candidata asesinada no es suficiente y no es posible pensar que no hay consecuencias en el electorado a la hora de emitir su voto. Sabemos que quizás Morena ganará la elección, pero también tenemos la certeza de que en el electorado
Ahora bien, hasta este momento hemos entendido la violencia política la que contabilizamos en un contexto electoral, la que se ejerce a candidatos y la realizada a quienes son autoridades y representantes populares o funcionarios públicos; se deja del lado a periodistas y activistas, entre otros que tienen actividades con aspectos de la vida social.
Precisamos considerar el análisis del término violencia política en un sentido más amplio y que involucra a otro tipo de actividades que no necesariamente son estrictamente político.
Desde la sociología resulta preciso realizar un análisis de la violencia en general y sus particularidades, de lo contrario no estaremos en condiciones de saber y llegar a conclusiones que nos permitan tener precisión en los análisis.
En la actualidad hay intentos por identificar y esclarecer la violencia política y sus efectos, pero en general las autoridades electorales y las autoridades encargadas de esclarecer los asesinatos no han podido tener claridad conceptual para enfrentar de mejor manera dicho fenómeno.
En este proceso electoral se manifiesta la violencia política, incluso en nuestra entidad; decimos ello porque no necesariamente tiene que ser violencia física, se puede manifestar de múltiples formas. Precisamos pensar la violencia política como un fenómeno que adquiere formas diversas y para enfrentarlo resulta necesario esclarecerlo adecuadamente.
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