La semana anterior se retiró de los claustros académicos el sociólogo Gustavo Alberto González Guerrero, gran amigo con quien compartí durante poco más de 30 años algo más que un centro laboral, que pasó desde puntos de coincidencia ideológica, hasta discusiones que reforzaron los vínculos como colegas y las inquietudes docentes que nos permitiera tener un mayor acercamiento con los estudiantes, desde la segunda mitad de la década de 1990 hasta esta segunda década del presente siglo; inquietud y preocupación que mantuvo vigente hasta este 2024.
Otro aspecto que nos permitió tener un mayor acercamiento fue el haber estudiado Sociología en la UNAM, aunque no en la misma generación, había coincidencias, pero en su periodo estudiantil, a principios de 1970, permeaba en el ambiente académico de la sociología una visión profundamente marxista y la influencia del movimiento estudiantil de 1968; parecía que la única forma de explicar la realidad social fue a través de la perspectiva doctrinaria y, en ocasiones religiosa, del marxismo, presente en los planes de estudio. Será hasta la década de 1980, cuando se iniciaron cambios en favor de la diversidad teórica y desarrollar la tolerancia a otras expresiones conceptuales.
Asimismo, estaba presente una formación enciclopedista, donde fue realmente fundamental contar con una formación completa y que nos permitiera visualizar a la sociedad como un todo; ello tuvo la gran ventaja de realmente contar con un conocimiento amplio de la historia de la humanidad y de nuestra sociedad en particular, lo que constituyó una gran ventaja.
También fue importante, que Gustavo tuvo la certeza que tener una amplia formación teórica era básico, donde no contar con un bagaje completo nos limitaría en la perspectiva que pretendamos construir. La teoría, para Gustavo, es una herramienta indispensable para la Sociología.
Por otra parte, la historia debía constituir el soporte del estudio de las sociedades, no permitir que esta disciplina se convierta en un accesorio, según Gustavo es muy importante la historia para la comprensión de la sociedad y la explicación de nuestro presente, debía estudiarse esta disciplina a fondo.
Mi amigo Gustavo Alberto dejó huella en muchas de generaciones, sobre todo de sociólogos, y ha sido reconocido por su trayectoria, pero sobre todo por las enseñanzas dejadas a lo largo de más de 30 años. Por supuesto deja un hueco profundo en estudiantes y docentes de la Facultad. ¡Se te va a extrañar mi apreciado amigo¡
Considero que la universidad es la cuna de la formación de profesionistas, pero, sobre todo, es un centro de docentes que reflexionan su realidad, tratando de entregar su sapiencia a los jóvenes. Nuestra UAT y, particularmente, nuestra Facultad de Trabajo Social, Sociología y Psicología cuenta con docentes muy reflexivos. Vayan estas palabras para quienes ya no están con nosotros y fueron docentes reconocido, en ocasiones en silencio.
Gracias Dr. Gustavo Alberto por tu entrega y convicción de ser Sociólogo y docente.
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