Un panorama de contrastes se vive en Huamantla con los aspirantes a la alcaldía y a las diputaciones locales.
Y es que a menos de un mes de que inicien las campañas por estos puestos de elección popular, los partidos siguen en el estira y afloja por ver quiénes serán sus abanderados.
La realidad es que los nombres que se manejan en algunos institutos políticos tienen etiquetas nada alentadoras, que invitan más a la desconfianza que a recibirlos en la puerta de tu casa.
Unos siguen fortaleciendo esa imagen de violentadores al agredir vehículos por la paranoia que los acompaña, otros creen que con visitar a sus familiares cada fin de semana los hace conocedores de la realidad del municipio, o que piensan que acosar a mujeres en otros lugares no será del conocimiento de los huamantlecos, o que los que regresaron con acento francés ahora buscan su cochinito para tener el alemán.
Toca a cada uno de los ciudadanos elegir bien, y escuchar las propuestas como mínimo; pero lo más importante, evaluar los resultados que ya varios entregaron cuando fueron representantes populares, elegidos por el pueblo que ahora los ve como vividores y hambrientos de poder.
No es porque lo diga yo, pero aquí aplicaría aquella de “más vale viejo por conocido, que nuevo por conocer”, aunque lo nuevo ya esté pasado de rancio.
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