La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros enfrenta un innegable deterioro en la relación con los ciudadanos que gobierna y ha enfrentado, en menos de una semana, dos episodios de abierto rechazo durante sus giras de trabajo, poniendo en evidencia la brecha entre su discurso oficial y la realidad que viven los tlaxcaltecas.
La mandataria, quien en su momento presumió haber sido "la más votada en la historia de Tlaxcala", ahora enfrenta el descontento popular en temas centrales para la población: salud y seguridad, donde su administración muestra signos inequívocos de fracaso.
El primer incidente ocurrió el pasado 3 de abril en la capital tlaxcalteca, donde adultos mayores confrontaron directamente a la gobernadora para reclamarle la ausencia de medicamentos básicos como el paracetamol en centros de salud y hospitales.
Las expresiones de descontento no pudieron ser ocultadas ni por el protocolo oficial ni por el dispositivo de seguridad, dejando a Cuéllar Cisneros visiblemente incómoda ante los señalamientos.
El segundo episodio, apenas días después, tuvo lugar este lunes en el municipio de Xicohtzinco, donde ciudadanos organizados abuchearon a la mandataria cuando intentaba abordar precisamente los temas de seguridad y salud.
En esta ocasión, el rechazo escaló con la presencia de pancartas que evidenciaban el repudio de la población hacia su gestión.
La seguridad que fue una promesa de campa ha uso incumplida y eso ha generado el hartazgo de cientos de familias, cuyo malestar tiene fundamentos concretos. El estado que alguna vez se consideró entre los más seguros del país, ahora registra un alarmante incremento en los índices delictivos: robos a plena luz del día, cuerpos abandonados, asesinatos, cadáveres embolsados y, como consecuencia del hartazgo ante la inacción gubernamental, incluso casos de linchamientos y han cobrado vidas de ciudadanos y de policías.
Resulta paradójico que quien llegó al poder con un discurso de cercanía ciudadana y respaldo popular sin precedentes, ahora sea incapaz de recorrer el territorio estatal sin enfrentar manifestaciones de descontento.
Los ciudadanos que le dieron su voto de confianza ahora la reciben con reclamos y abucheos.
El contraste entre la narrativa triunfalista de su administración y la percepción ciudadana plantea serias interrogantes sobre la efectividad real del gobierno de Lorena Cuéllar, emanado de Morena.
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