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Comentario de Ana Lilia deja en evidencia su reducción de la mujer a la cocina

En su estancia en Zacatelco comparó a las mujeres con el maíz, afirmando que "no nos notan, nada más nos notan el día que no hay tortillas"
Lun. 07 de abr., 2025. 06:51 PM
Elena Ruvalcaba
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Comentario de Ana Lilia deja en evidencia su reducción de la mujer a la cocina

En una declaración que revelaría un pensamiento profundamente arraigado en estereotipos de género, la senadora Ana Lilia Rivera comparó a las mujeres con el maíz, afirmando que "no nos notan, nada más nos notan el día que no hay tortillas".

Durante un evento con ejidatarios en Zacatelco,  que ha denominado como asambleas informativas, que más bien serían  un disfraz de actos anticipados de campaña, para que de esta forma sus recorridos y autopromoción no sean susceptibles de ser sancionados por la autoridad electoral como actos anticipados de campaña, la Senadora morenista dejó ver su concepción del papel de la mujer.

Este comentario sería no solo un simple desliz verbal, sino el reflejo de una visión que reduce la existencia y aportación de las mujeres a labores domésticas tradicionales como la elaboración de tortillas.

La paradoja resulta aún más evidente cuando proviene de una mujer que ostenta un cargo de representación pública y que se jacta de ser "la primera mujer" en presidir la Comisión de Defensa Nacional.

Lo alarmante de estas declaraciones es que la senadora, quien aspira a gobernar Tlaxcala en 2027, perpetúa la invisibilización de las múltiples contribuciones de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad mexicana. 

Al limitar la percepción femenina a su rol en la cocina, Rivera contradice los avances en materia de igualdad de género por los que generaciones de mujeres han luchado incansablemente.

No es la primera vez que la senadora muestra desprecio hacia otras mujeres.

Anteriormente protagonizó un incidente donde llamó "pinche loca" a la senadora Kenia López Rabadán, por el cual tuvo que disculparse públicamente.

Estos patrones de comportamiento sugieren un problema más profundo: una política que, pese a beneficiarse de los espacios ganados por el movimiento feminista, reproduce y normaliza el machismo desde su posición de poder.

Mientras Rivera se enorgullece de sus dos leyes aprobadas en siete años como Senadora, parece no comprender el daño que causa al reforzar estereotipos que han mantenido a muchas mujeres mexicanas en situaciones de desigualdad.

Este tipo de retórica no tiene cabida en el discurso público de una representante que debería trabajar por los derechos e igualdad de todas las personas a quienes representa.

En mucho se parece Ana Lilia Rivera a su coterránea morenista Lorena Cuéllar la gobernadora, quien se ha negado en lo que va de su gobierno a recibir y dialogar con las mujeres que lo único que piden es que se respeten sus derechos.

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