Hay ocasiones en que las desgracias le ocurren a las personas más inocentes, lo que nos hace creer que la vida puede llegar a ser cruel e injusta. Este amargo sentimiento es el que hoy consume al cardiólogo Miguel Ángel Luna, quien nunca imaginó que un viaje de celebración a Playa del Carmen, Quintana Roo, se empañaría con la muerte de su pequeño hijo Leonardo, de 13 años. Con el corazón en la mano, el médico nos compartió su triste historia, con la finalidad de que se haga eco en todo el país para que la desgracia que hoy lo consume a él y a su familia no se repita nunca más.
-Miguel, ¿qué ocurrió el 27 de marzo?
“Mi esposa, mis cuatro hijos (de 11, 13, 18 y 20 años) y yo viajamos a Quintana Roo para festejar que superamos la COVID-19, porque nos salvamos de milagro. Llegamos unos días nos salvamos de milagro. Llegamos unos días antes y el sábado 27 de marzo nos fuimos todos al parque Xenses”.
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