En otras ocasiones y en este mismo espacio hemos señalado e insistido en la necesidad de saber cómo nos encontramos como país, además de la necesidad de pensarnos ante la pandemia y en qué condiciones vamos a enfrentar el futuro inmediato.
La cuestión de la mala alimentación ha sido un problema que se acentuó desde la década anterior, ya que nos colocamos en una situación compleja, donde el sobre peso y la obesidad han ocasionado problemas en la calidad de vida de los mexicanos, además del crecimiento de las enfermedades crónicodegenerativas.
En México vivimos un problema de malnutrición, que básicamente podría visualizarse bajo dos vertientes: la desnutrición y la obesidad; la primera implica no resolver problemas de carencias y que necesariamente va a generar complicaciones en la etapa adulta como talla baja e insuficiente desarrollo del sistema inmunológico, un tardío desarrollo psicomotor, riesgo de morbilidad, disminución de trabajo físico y el desempeño intelectual, todo ello afectará la vida laboral de los individuos. Según la Fundación Ibero, en ocasiones incrementa la propensión a enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemias e incapacidades. Igualmente, la desnutrición durante los primeros años de vida, a través de sus efectos adversos en el crecimiento durante la infancia de las mujeres, tiene efectos negativos en el peso al nacer de la siguiente generación.
Bien, en esta ocasión nos abocamos a realizar algunos señalamientos para enfrentar la pandemia y llegar, en el futuro inmediato, en mejores condiciones, de lo contrario los problemas en la política pública, en cuanto a salud se refiere, serán complicados y algunas enfermedades afectarán la salud de los mexicanos, con consecuencias que abarcarán más allá de lo estrictamente médico.
Hacemos hincapié en que una alimentación que nos beneficie, nos permitirá menguar algunos problemas, pero resulta necesario pensarlo como una política de acciones inmediatas, ya que ello impactará a largo, pero también es necesario saber algunos aspectos importantes para enfrentar la actual crisis.
La alimentación adecuada nos permite enfrentar en mejores términos la situación de vulnerabilidad ante el covid-19, por ello es necesario estar conscientes de que la salud física influye mucho en cómo enfrentaremos, si es el caso, la enfermedad, lo anterior sin descuidar la salud mental.
Por lo anteriormente dicho, recomendamos lo siguiente, como mecanismo de defensa ante la pandemia, lo cual se puede reforzar muchas otras acciones.
En términos de seguridad alimentaria en esta época de emergencia sanitaria, resulta pertinente señalar que no hay evidencia de que los alimentos sean fuente o vía de transmisión del virus. Sin embargo, las recomendaciones van orientadas al consumidor y al cuidado de su estado nutricional por medio de una alimentación saludable, puesto que el confinamiento, cambio drástico de cotidianidad aunado al temor de vulnerabilidad ante una enfermedad desconocida, aumenta en nuestra vida las condiciones de estrés y angustia, circunstancias emocionales asociadas a patrones dietéticos poco saludables y de mala calidad en la dieta.
Por lo que es importante mantener horarios de actividades diarias en los que interactúen tiempos fijos alimentación (cada 3 o 4 horas máximo entre cada tiempo) con quehacer de la casa, trabajo de oficina o escuela, actividad física (de 30 minutos a una hora diaria que sea disfrutable) y descanso (7 u 8 horas de sueño, combinadas con relajación o cuidado del entorno), planificar compra semanal de frutas y/o verduras para que la familia coma durante la semana lo que garantizaría que cada uno de los integrantes coma 5 raciones de fruta y/o verdura al día, preferir alimentos que en su etiqueta mencionen : “enriquecido con vitamina D” como los lácteos pasteurizados o en su defecto comer un par de puños cerrados de pepitas de calabaza, semillas de girasol o cacahuates, pues de esta manera se compensaría en parte estar menos expuestos a la luz solar.
Por otra parte, esta es una excelente oportunidad de guisar y comer más frijoles, lentejas, habas, alverjones o garbanzos en distintas formas.
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