De cara a la realidad que hoy nos aqueja como humanidad, en el contexto de la pandemia provocada por el virus identificado como SARS-Cov-2, nos vemos sumidos en suerte de impronta que ha provocado que se pierda de vista que las complejidades de la vida social siguen ahí y que, en razón de los mismo, se hace necesario insistir, desde el ámbito de actuación de las Ciencias Sociales y Humanas, parafraseando a Gloria Del Castillo Alemán, en visibilizar lo que en su oportunidad fue descrito, analizado y comprendido, bajo otros referentes teórico conceptuales y metodológicos, o en su caso, me permitiría señalar, en construir los que se requiera para dar cuenta de lo que está aconteciendo a espaldas del confinamiento.
La intención es no solamente reactivar el trabajo académico de los investigadores de las Ciencias Sociales y Humanas, sino además permitir, en el caso de México, recuperar el sentido de responsabilidad que se deben a sí mismos y a la sociedad.
En este escenario, a partir de consideraciones de carácter bioético, pedagógico, antropológico y sociológico, se requiere responder a diversas interrogantes, entre las cuales me permitiría resaltar las siguientes: ¿Se viven el impacto de la pandemia y el confinamiento, de la misma manera, en las grandes metrópolis, en las ciudades medianas y pequeñas, y en las comunidades rurales? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué se instaurará en el contexto de la sociedad pospandémica? ¿Habrá realmente una nueva normalidad? ¿Cuáles serán sus contornos y más aún, su esencia? ¿Realmente la humanidad está tomando conciencia y sobre qué? O mejor aún… ¿Quiénes están tomando conciencia y sobre qué?
Agregaría, sin afán desconsolado, sino más bien optimista, con la intención de permitir, de entrada, a mi persona y desde luego a quienes hacen del trabajo en las Ciencias Sociales y Humanas, excusas para responder desde sus propias dimensiones epistémicas, lo siguiente: ¿Quién se ha acercado al fenómeno para, como dijera un amigo: ¿manosearlo y, agregaría yo, desmenuzarlo? ¿Con qué ánimo metodológico persiguen desentrañar la relación entre lo concreto y abstracto del mismo? ¿Quién puede en este momento establecer certezas no necesariamente especulativas, como todas las que se han vertido hasta el momento, provocando sesudas reflexiones filosóficas, celebradas hasta el extremo? ¿Dan cuenta éstas de cómo se vive, en la dimensión cotidiana, escenario de sujetos sociales de a pie y tangibles, el fenómeno?
Dos cuestiones más… ¿A quién debe servir lo que se produce en términos académicos respecto del fenómeno de repercusiones mundiales del COVID 19? ¿A quién debe permitirle comprender los "supuestos" alcances de esta toma de conciencia de la humanidad a la que referí líneas arriba?
Tengo mis reservas respecto de que la humanidad esté tomando conciencia en la manera en que muchos esperan. Somos una especie egoísta y en ello, hemos configurada una forma de vida en la que no hay ninguna consideración bio-ética que abone a la preservación de la vida en todas sus manifestaciones.
Habrá quien me diga, que estoy equivocado; sin embargo, ante la evidencia de los hechos, sólo puedo apuntar: veamos que ocurre dentro de un año, cuando, si como se espera y por efecto de las vacunas, la crisis de salud empiece a replegarse y la crisis económica a la que ya asistimos en todo el mundo, se haga aún más insufrible. Veamos de qué estamos hechos y de qué está hecha esa "supuesta" conciencia sobre lo que hasta ahora se ha definido el devenir del hombre.
En consecuencia y contra toda previsión Žižekiana, me permitiría señalar que si habrá regreso a esa normalidad de la que no hemos querido tomar conciencia; esa barbarie en la que cotidianamente vivimos y cosmeticamos desde las consideraciones de la mentira complaciente que se asume civilizada a escala mundial.
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