En torno a los sismos se han generado una serie de señalamientos que son considerados como mitos, ya sea en torno a su ocurrencia o predicción.
Estos tienen que ver con si es posible predecirlos, o si ocurren en relación con un mes específico del año, hasta si el clima influye en la ocurrencia de estos, así como la creencia de que los perros aullan antes de que ocurra un sismo o que el comportamiento de los animales cambia porque pueden sentir antes que los humanos lo que va a ocurrir.
Todos estos mitos han sido desmentidos por la ciencia, en el primer caso, con respecto a que septiembre es el mes en que más tiembla, debido a los sismos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017, así como los sismos del 7 de septiembre de 2017 y de 2021.
El Sistema Sismológico Nacional (SSN), junto a expertos del Instituto de Geofísica de la UNAM, han dado a conocer que en los últimos 121 años que se han registrado sismos en México, el mes que más temblores presenta es diciembre con 12 sismos al año en promedio, seguido de septiembre con 11 y junio con 10.
En el caso del comportamiento de los animales ante los sismos, ya existe en el vox populi la creencia de que pueden sentir antes que un ser humano un sismo, se han revisado 729 informes sobre comportamiento a normal en animales relacionado a 160 sismos, sin que existiera una relación contundente y científica que pueda comprobar el dicho, así lo ha hecho saber la investigadora Heiko Woith, del Centro Alemán de Investigación en Geociencias y autora de "Can animals predict Earthquakes?"
En cuanto a que un sismo tenga relación con el clima o bien con la astrología como las fases de la luna, el SSN explica que un sismo “es una liberación repentina de energía, que ocurre por el rompimiento de las rocas en el interior de la tierra” y que el cambio del clima en la superficie de esta no afecta en nada los movimientos telúricos de la corteza terrestre.
En cuanto a que hacer en caso de un sismo el Manual de Protección Civil Mexicano explica que se debe mantener la calma y ubicarse en zonas de seguridad como trabes, columnas o muros de carga, e intentar cerrar las llaves de agua y gas, así como desconectar la electricidad, si ya está temblando, no intentar evacuar el inmueble, cuando esto implica usar los elevadores o las escaleras y no colocarnos debajo de mesas, escritorios o camas poco resistentes.
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