A tan solo tres meses de su llegada, el diputado Rubén Terán Águila está desgastado y seriamente cuestionado con el compromiso hacia la 4T y su incapacidad para la operación política se ha visto exhibida de manera constante a la vez que se está quedando solo tanto en el Congreso del estado, donde permea el disgusto entre diputados y los mismos trabajadores por sus excesos, como en el gobierno, donde ya no lo ven como un eficaz interlocutor.
En la recta final del periodo para aprobar el presupuesto de 2022, el diputado llega cuestionado por sus homólogos no solo por su actuar como presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, sino por el verdadero compromiso que tiene con los preceptos de su partido.
Y es que entre los legisladores se ha cuestionado su actuar, pues mientras por un lado habla de transparencia y combatir la corrupción como premisa de la 4T, por otro ha sido señalado de negociar con las candidaturas y ahora de estar atrás de la aprobación del conocido como Fondo Moches.
El morenista estaría de brazos cruzados para dejar que los diputados de los distintos partidos aprueben un presupuesto del cual el será beneficiado, por ello no mueve un dedo para operar y que se vote en contra del Fondo Moches.
En el discurso se rasga las vestiduras y dice que está en contra de manejar 500 millones de pesos, pero en privado algunos diputados han manifestado que su actuar impulsaría entre sus homólogos aprobar en el presupuesto una partida para que los diputados la distribuyan de manera discrecional.
Además varios diputados se han quejado por la actuación del diputado morenista, al convertir al congreso en una agencia de colocación, donde han manifestado que prevalecen las jovencitas, hecho que ha sido mal visto, pues le señalan que se deja ver como un hombre de doble moral, que se compromete a erradicar la corrupción cuando en sus actos la ejerce.
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