Tlaxcala es un estado diverso en sus tradiciones, lo cual se puede ver en diferentes fiestas como lo es el carnaval, pero también en el día de muertos, en donde cada municipio tiene sus propias costumbres, que van desde ofrendas monumentales que sólo se llevan a cabo en el primer año en que pereció el difunto, o bien otros pueblos en donde año con año se le deja ofrenda en la que fuera su casa, generación tras generación.
En municipios como Nopalucan y Tetlanohcan se realizan ofrendas monumentales la primera vez que se coloca al fallecido, ya que familiares, amigos, vecinos y conocidos, o prácticamente todo el pueblo, acude a dejarle ofrenda al difunto en su primer año de fallecido, por su parte los familiares más cercanos como padres, cónyuges e hijos ofrecen de comer a quienes llegan a dejar ofrenda al difunto, en el caso de Nopalucan, además de ofrecer de comer a los visitantes también tienen que darles su ollita de mole.
En la casa del difunto, en la entrada principal se coloca un arco hecho de palma y se adorna con flor de muerto u otros artículos, según el ingenio de cada familia, el arco representa la entrada al mundo de los muertos, de ahí su importancia en la ofrenda.
El altar para las ofrendas normalmente esta compuesto de varios niveles, dependiendo del número de ofrendas que lleguen a dejarle al difunto, además de un petate, en donde también se colocan las canastas o chiquihuites con la ofrenda según sea el caso, las canastas normalmente se llevan a las mujeres junto con su servilleta, ambos nuevos, en el caso de los hombres es un chiquihuite con un paliacate normalmente rojo.
Otro de los elementos que se incluyen en la ofrenda es un ayate, con este último se cree que el difunto podrá cargar con todas sus ofrendas y llevarlas con él, al más allá. Esta será la unica ofrenda que le lleven familiares lejanos, amigos y conocidos, posteriormente solo la familia cercana preparará el altar con su ofrenda.
En otros municipios como en la zona sur del estado, la ofrenda se va a dejar cada año sin falta a la casa del difunto, en donde el altar también puede constar de diferentes niveles o bien de uno solo, según el número de ofrendas que le lleven familiares y amigos, pero incluso nietos hasta tataranietos llegan a dejar ofrenda y así generación tras generación, asisten a la que fuera su casa.
Siendo está fecha un día en el que se reune la familia para convivir, incluso generaciones que ya se consideran lejanas, dando oportunidad de recordar sus raices, con ello también viene el festejo con una comida, que depende del gusto y posibilidades de quienes sean los herederos de la casa del difunto.
Tradicionalmente se ofrece de comer a quienes van a recojer su ofrenda, pero esto ha ido cambiando con los años y hay quienes ofrecen de comer el día que llegan a dejarla.
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