Lejos que demostrar la unidad, tras varios meses de abandono del partido en Tlaxcala, la aparición de la delegada, Martha Guerrero Sánchez, en una conferencia de prensa, sólo dio muestras de la falta de capacidad para generar interlocución entre los grupos inconformes al interior del partido, sobre todo con la designación de Lorena Cuéllar como candidata a la gubernatura del estado.
En lugar de sanar sus heridas, quedó evidenciada la división y el exceso de confianza, tanto de la virtual abanderada, como de sus dirigentes.
El panorama se le está complicando a la ex super delegada, la que se ha cansado de repetir una y otra vez que es puntera en las encuestas, sobre todo cuando también se ve que la enviada del nacional poco le interesa hacer trabajo político para limar asperezas con los grupos de Ana Lilia Rivera y Dulce Silva.
Es más, dicen los que están cerca que supuestamente no le interesa ni a Lorena ni a la delegada, lo que estos dos grupos de inconforme piensen hacer, porque no representan a Morena y si quieren sumarse o no a los trabajos de campaña de Lorena, eso es irrelevante.
¿Será?
Los militantes pioneros de Morena se encuentran molestos, por la falta de oficio político de la delegada en Tlaxcala, sobre todo por la decisión de salir a la prensa con un mensaje de indiferencia a las divisiones que, contrario a lo que ella dice, sí permean al interior del partido y que eso pudiera ocasionar un rotundo fracaso a los resultados electorales a favor de Lorena Cuéllar.
Hay que recordar que el día siguiente de la aparición de la delegada, Dulce Silva apareció en la prensa y se fue con todo contra la propia delegada. Esa es la efectividad de su quehacer.
Dicen los morenistas que se sienten excluidos, que la delegada miente cuando dice que hay unidad, todos saben que la designación de Lorena, fue una imposición, así como se vislumbra que se den en las asignaciones de los candidatos a diputados y presidentes municipales.
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