Después de los primeros 100 días y los informes dados a conocer, continua con optimismo en Tlaxcala el cambio de gobierno que promete mucho, ya que el panorama en nuestra entidad realmente es complicado.
Estamos a 3 meses de la llegada del nuevo gobierno y el inicio de una forma de gobernar que ha creado muchas expectativas, basadas en las propuestas manifiestas a lo largo de la campaña.
En este espacio y durante las dos entregas anteriores, hemos puntualizado una serie de temas urgentes de abordar, ello sin contar el balance pendiente de la educación, la agudización de las desigualdades, el rezago laboral, la atención a la salud, entre muchos otros. En este 2022 estamos ante un panorama económico muy complicado y no creemos que las condiciones cambien en el futuro inmediato.
Señalamos que la situación de la pobreza se nos hace tan normal que pareciera inherente, tan propio y quizás muchos lo consideran necesario para sociedades como la nuestra, incluso si lo vemos desde el punto de vista religioso parecería como una virtud, un bien que es explotado por la jerarquía eclesiástica.
La importancia del tema es fundamental para la comprensión de la dinámica de una sociedad e impacta negativamente en el acceso de bienes y servicios, además de que el nivel de bienestar se ve deteriorado; por esta razón insistimos en la necesidad de que la democratización de una sociedad no se limita a entregar buenos resultados electorales.
Ahora bien, cómo está Tlaxcala en este sentido, para este 2022 la población total es de 1,395,545, con un grado de rezago social medio; ello se traduce de la siguiente manera: casi 650 tlaxcaltecas padecen pobreza moderada y extrema; 482 mil se encuentran algún tipo de vulnerabilidad y, hacemos hincapié, 205 no tienen ningún tipo de vulnerabilidad ni pobreza. Por supuesto que los números no son nada halagadores y nos coloca en desventaja, con respecto a otras entidades.
Cabe subrayar que uno de cada 5 trabajadores formales padece precariedad laboral; asimismo se le olvidó al gobernador destacar que más del 60% de los trabajadores están en la economía informal. En cuanto a la pobreza, Tlaxcala reporta que más del 66% de la población se encuentra por debajo de la línea de bienestar, el 14.9% de los tlaxcaltecas padece rezago educativo, mientras que más del 70% no tiene acceso a la seguridad social y el 24% no cuenta con una alimentación adecuada.
Por supuesto que estos números nos muestran a Tlaxcala con enormes necesidades, la disyuntiva se orienta a saber qué medidas se tomarán en lo inmediato, pareciera que poco se puede hacer, sobre todo ante la emergencia sanitaria y ante porvenir poco promisorio.
En otras ocasiones hemos destacado la existencia de una economía informal que avanza en cuanto aumenta la desigualdad, no hay oportunidades para jóvenes, ni condiciones para el crecimiento de la formalidad. El fenómeno de la informalidad en la economía pareciera simple, pero se involucran factores no necesariamente económicos; pero existe la creencia que ahorraremos y resolveremos problemas cotidianos.
Por otra parte, la economía informal se asocia a la precariedad, los exiguos ingresos, propiedad familiar, operaciones reducidas, mano de obra densa y con tecnología anticuada y sobre todo mercados no regulados.
En Tlaxcala se afirma que crecen los establecimientos a un 5.8%, pero, como señalamos más arriba, la calidad en el empleo no permite traducirse en bienestar, por lo que, a pesar del crecimiento, la informalidad crece al mismo ritmo; muchas personas se emplean en la economía formal, pero también lo hacen en la informalidad.
Para concluir, poco más del 60% de los empleados en Tlaxcala, hacia 2015, estaban en la informalidad, cinco años después aumento a más del 70%.
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