La mexicanidad por Luis Pérez Cruz

Un elemento que está cerca y que quizás podría explicar en otros términos el nacionalismo es la mexicanidad, decimos ello porque nos hemos dado a la tarea, después de una pregunta y sugerencia de nuestro amigo Elías González, sobre qué entendería yo por tlaxcaltequidad; nos dimos a la tarea de profundizar y sugerir una posible veta dentro de la sociología, sobre todo porque este término va mucho más allá de lo ideológico y lo político, se inscribe en el ámbito filosófico.

Nos referimos a lo anterior porque, de acuerdo con Abraham Moles, Mexicanidad es una alternativa positiva al nacionalismo tradicional. Tiene un contenido rico y sin exclusiones o reglamentaciones. Propone un estilo de vida como factor de integración más potente que la nación, un concepto ya connotado negativamente en muchos países y en la juventud. Por otra parte, para Agustín Basave, según el Instituto de la Mexicanidad y plasmado en su obra México mestizo, se podría resumir en los siguientes términos:

• La mexicanidad es el modo común de ser mexicano en lo universal. A diferencia de otros filósofos como Leopoldo Zea, la circunstancia es el lugar que ocupamos en el mundo.
• Ello es forjado en su estructura permanente y sus variables históricas, sus etnias y su cultura.
• Son preceptos heredados o culturas importadas que han tenido que ser adaptados a la nuestra.
• Como mexicanos tenemos una historia, un estilo y una vocación; “forjar una autentica filosofía —universalmente válida— construida por nacionales, con el inconfundible sello o estilo mexicano.  Sólo así podremos escapar del circunstancialismo nacionalista y arraigar nuestro pensamiento filosófico en la colectividad mexicana donde emerge.”
• “Es una visión de conjunto, filosófica, histórica, psicológica, política, artística, jurídica, cultural.
•  Para saber lo que somos es preciso conocer nuestras invariantes, nuestro contexto geográfico e histórico particular, nuestras etnias y nuestras tradiciones.
• Para constituir una cultura mexicana: mexicanidad, se tiene que cimentar en la vocación histórica y en el estilo colectivo peculiar.
• Integración de las realidades mexicanas en cuanto a objetos, que se ofrecen como densificacionesestructurales de sentido —ciudades y paisajes de México, cultura mexicana, mexicanos, historia del pueblo mexicano, normas, instituciones, regiones de México— que vienen a integrarse de algún modo en la intimidad del mexicano, no como en un recipiente inerte, sino como síntesis orgánica de multifacéticas dimensiones vivenciales. La mexicanidad se va decantando en el pasado en las expectaciones del futuro en proyecto. Porque México no sería lo que es si no hubiese sido lo que fue y si no proyectase lo que se siente llamado a ser.

Por otra parte, como ya lo hemos puntualizado en este mismo espacio, Samuel Ramos inaugura esta serie de reflexiones sobre lo mexicano, el fin último es la concientización del ser mexicano, el lugar que ocupamos en el mundo y destacar las peculiaridades propias que nos hacen diferentes.

               Ramos se apoyó, al igual que muchos historiadores, en el historicismo como una herramienta para motivar la reflexión sobre el ser del mexicano y, a raíz de ello, surge la filosofía del mexicano, llegando a su popularización y difundiendo elementos propios de la mexicanidad y que interesaba destacar en el régimen posrevolucionario; por ejemplo, la construcción de la unidad e identidad nacionales, ello nos llevaría a la asimilación de lo mexicano.

            Hacia finales del siglo pasado, los elementos propios del nacionalismo mexicano que provocaban concebirnos como una sociedad homogénea, no había cabida para lo diferente; esto cambia y resulta necesario reconsiderar y replantear los componentes de la identidad nacional. Asimismo, sería deseable también pensar en lo tlaxcalteca y considero que quién aporta a su comprensión son Miguel Lira y Ortega, sin dejar de contemplar a  José Mariano Sánchez y José Miguel Guridi y Alcocer.