Durante este año hemos sido testigos de una especie de exacerbación nacionalista, de un fenómeno que se afianza y justifica una guerra, donde las víctimas son ciudadanos de los países involucrados; asimismo, el nacionalismo nuevamente se constituye en un fuerte elemento ideológico, vemos en las redes sociales la forma que toma la radicalización de los discursos nacionalistas y en algunas regiones del mundo crece la rusofobia.
Ante este panorama, todo parece indicar que el nacionalismo sigue siendo una fuerza social muy importante o, como se comprendió en algunos momentos, el espíritu que recorre a los pueblos; si bien pareciera que a finales del siglo pasado vimos su debilitamiento, ante un discurso globalizante avasallador e imponente, no importando las peculiaridades nacionales, no importando los elementos demográficos, las diferencias étnicas, el idioma, la literatura, la historia, entre otros aspectos.
Durante buena parte del siglo XX, en México se construyó un discurso nacionalista defensivo hacia el exterior, pero hegemónico hacia adentro, hacia el final del siglo cambiaron las cosas, pero en los últimos años hemos presenciado una alocución que pretende emular al discurso político basado en el llamamiento patriótico, como rasgo distintivo y hegemónico.
Para la comprensión del ser mexicano y adentrándonos a la mexicanidad, quien abre camino es Samuel Ramos y señala, en primer lugar, la existencia de filosofía desde las culturas originarias en el territorio del actual México; además, en segundo lugar, no es necesario tratar de explicar el ser del mexicano a partir de la integración de nuestro país.
Lo que considera Ramos es como se fue construyendo a lo largo del tiempo una particular forma de vernos con respecto a otras culturas en el mundo, así como de concebirnos internamente; llegando a la conclusión de vernos como menos y solo comprender nuestras carencias, pero hacia dentro hacemos menos a ciertos grupos étnicos, lo que después se popularizo como el complejo de inferioridad.
Posteriormente, será con Octavio Paz que toma forma una especie de la búsqueda y cuya conclusión es caracterizar a un mexicano ensimismado y carente de apertura y excesivamente reservado; ello supuso plantearnos una perspectiva de construir una filosofía propia, dándole forma el filósofo Leopoldo Zea, quien hace un llamado por construirla para México, en particular, y Latinoamericana, en lo general. Dicho movimiento nunca se pudo concretar y fracasó hacia finales del siglo pasado.
Agustín Basave Benítez, en años recientes, puntualiza la necesidad de estudiar la mestizofilia como elemento constitutivo del nacionalismo, la situación de anarquía en el siglo XIX se le atribuía a las grandes diferencias raciales y la preservación, en los hechos, de las castas, ello implicó la necesidad de pensar en construir una cultura mestizofílica, que lograra la unidad en torno a la fusión de dos razas.
En nuestro tiempo, priva en la visión del actual gobierno la exacerbación y la confrontación, pero hay otra tendencia que destaca la diversidad, pero sin llegar a la negación del otro, además de terminar con las leyendas negras que rondan en nuestra historia. Creemos que la mexicanidad precisa construir formas de convivencia hacia el interior de la sociedad, evitar las visiones peyorativas no solamente de nuestra historia, sino de quienes integramos una sociedad diversa y con manifestaciones culturales tan variadas.
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