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Miguel Lira y Ortega: El romántico liberalismo radical

Desde la Sociología columna por Luis Pérez Cruz
Dom. 01 de may., 2022. 09:58 AM
Luis Pérez Cruz
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Miguel Lira y Ortega: El romántico liberalismo radical

El pasado 12 de abril se cumplió el 195 aniversario del nacimiento de Miguel Lira y Ortega, abuelo de Miguel N. Lira, personaje importante durante la segunda mitad del siglo XIX, gobernador de nuestra entidad tres veces y un político que construye una visión liberal, basada en el romanticismo y el radicalismo; ganándose un lugar destacado en el pensamiento liberal mexicano.

A continuación mostraré un extracto de la introducción de mi libro Miguel Lira y Ortega: el romántico liberalismo radical, de próxima aparición y que pretende construir su visión sobre Tlaxcala y ofrecer la forma en que contribuye nuestro autor a la consolidación de la tlaxcaltequidad.

El liberalismo que construye Lira y Ortega está muy cerca del radicalismo, propio de algunos personajes como Ignacio Ramírez “El Nigromante” y en ciertos aspectos con el pensamiento de Guillermo Prieto e Ignacio Manuel Altamirano. No obstante, Lira agrega aspectos como su idea de la soberanía y el papel activo del municipio, retomado posteriormente en la Constitución de 1917 y la reforma del artículo 115 de 1983.

            Ahora bien, mucho del pensamiento político del siglo decimonónico tiene una fuerte influencia romántica. Lo vemos en personajes como Leandro Valle y Melchor Ocampo. La inclinación romanticista y religiosa de Lira es percibida en buena parte del siglo XIX. Por supuesto, esta visión se sustenta en una lucha irreconciliable entre el bien y el mal, ello permite una mayor comprensión de su siguiente afirmación “Así como el germen de muerte se desarrolla en la plenitud de la vida y el bien y el mal, viven juntos en el corazón del hombre, así también, a la sombra de la libertad, nació la cizaña inundando los campos sembrados con la buena simiente”.

            Por otra parte, resulta de mucha claridad su concepción sobre la instauración de un régimen basado en los principios liberales.  Pone como ejemplo de sus antiguos aliados, quienes se aprovechan de las circunstancias y su actuar lo reducen a una cuestión básicamente discursiva, no apuntan a hacer realidad una postura que realmente haga suyas las demandas de la mayoría.  Lira asegura que hay quienes muestran su aparente liberalismo demandando el “mueran los traidores”, que colaboraron con los franceses y conservadores, pero, en el caso del general Rodríguez Bocardo (después gobernador), “no tuvieron escrúpulos e integraron en sus filas a criminales, se coligaron con los conservadores, porque la libertad, les decían, aniquilaba las creencias de aquéllos; proclamaron sin embargo el sufragio libre y la No reelección, combatiendo bajo enseña tan liberal a la democracia representada por el pueblo tlaxcalteca. Y por fin, se unieron a los lerdistas para ser instrumentos ciegos de nuevo amo, apóstatas del liberalismo, combatiendo a su antiguo caudillo.”

            En fin, Lira se enfrasca en una lucha sin cuartel a sus antiguos compañeros de armas, quienes unen fuerzas para combatir a los liberales radicales, éstos representan en buena medida la aplicación de las leyes de reforma y la Constitución de 1857, además de evitar a toda costa el fortalecimiento del municipio, el sufragio y los derechos individuales.

             Por otra parte, existe en el discurso de Miguel Lira, como ya señalamos, una visión cuya base es el romanticismo y la lucha entre el bien y el mal; ahora bien, a esto le agregamos una fuerte tendencia a la exacerbación patriótica, ello supone llevar hasta el extremo la defensa de la autonomía tlaxcalteca.

            En este contexto se inscribe la forma en que Lira y Ortega hace uso de la exacerbación para justificar la confrontación con Sebastián Lerdo de Tejada y su adhesión al Plan de Tuxtepec, encabezado por Porfirio Díaz, que a la postre llevaría al triunfo de este último; los adjetivos para calificar a sus rivales políticos son, por ejemplo; asesinos de la garantías y libertades, tiranos y usurpadores.

            La confrontación y ruptura con sus antiguos compañeros liberales es ilustrativa en expresiones como la siguiente, “Olvidad, ante la majestad iluminada de la Constitución, el negro periodo de sacrificios y martirios; dejad a los asesinos de las garantías y los derechos que destrocen su corazón con los remordimientos de su crimen; perdonad a los que con sincero arrepentimiento vengan de nuevo a agruparse en torno de nuestra bandera; y renovando nuestras protestas de fidelidad a los principios democráticos, saludad en su día a la Constitución de 57.”

            Además, agrega “!Oh código bendito, imagen exactísima, inspirado por el amor de sus representantes e impreso en la sangre de mil mártires, quiera la Providencia conservarte incólume para gloria y felicidad del pueblo mexicano!” Concluyendo con la arenga: “Tlaxcaltecas: la Constitución de 57, no sólo es la nave de nuestras libertades, no sólo es la enseña que lleváis desplegada y triunfante en los combates contra la usurpación y la tiranía; también es la vida del Estado: Tlaxcala tiene su existencia propia desde que los constituyentes, pronunciaron el fiat de su independencia y soberanía; ¡Viva la Constitución! ¡Viva la libertad!

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