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Miguel N. Lira: Los años de preparatoria

Desde la sociología columna por Luis Pérez Cruz
Dom. 06 de mar., 2022. 01:22 PM
Luis Pérez Cruz
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Miguel N. Lira: Los años de preparatoria

Hacia inicios de 1920, un año después de que Miguel N. Lira ingresara a la Escuela Nacional Preparatoria, estaba concluyendo el periodo presidencial de Venustiano Carranza, asimismo se acabó con el ideal revolucionario de la transición pacífica, los revolucionarios radicales habían sido reducidos, se promulgo la Constitución del 17; la disputa fue entre el grupo triunfante y contra Carranza se rebelaron Álvaro Obregón, Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles.

          Venustiano Carranza fue electo presidente Constitucional a partir del primero de mayo de 1917 y terminaría su periodo en 1920. En ese tiempo, se tuvo que enfrentar problemas como la reconstrucción del país, además de reestablecer las relaciones a nivel internacional, sobre todo con los Estados Unidos, ya que los intereses estadounidenses se vieron muy afectados, sobre todo por el artículo 27 constitucional. Esto lo veía el gobierno norteamericano como una amenaza a sus intereses en América Latina.

          Además, habría que agregar la necesaria pacificación del país, fue preocupante que Emiliano Zapata seguía en actividad militar, Villa, a pesar de la aceptación del nuevo régimen, seguía haciendo declaraciones preocupantes, además de la presencia de Félix Díaz, entre muchos otros; el panorama mexicano distaba mucho de representar un país estable.

          Desde que Lira ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria en 1919, se agravó más la situación, ya que la agitación por la sucesión presidencial del año siguiente creció, provocando inestabilidad; a pesar de los llamados de Carranza por la unión de los revolucionarios, las confrontaciones no cesaron. Lo más grave es que su compañero Obregón, quien lo acompañó en su lucha contra Villa y Zapata, lanzó su candidatura en junio de 1919 y desafía abiertamente al presidente.

          Para el mes de julio de ese 1919, las adhesiones a Obregón se multiplicaron y el debilitamiento del gobierno se hizo evidente y la respuesta fue rápida, de acuerdo a mi punto de vista, precipitada y equivocada, lanza al embajador en Estados Unidos, Ignacio Bonilla, como su candidato; esta decisión trajo como consecuencia la ruptura dentro del grupo carrancista y el general Pablo González se lanza como candidato del Partido Progresista en enero de 1920.

          Vienen en cascada una serie de acontecimientos que desembocan en la rebelión de Agua Prieta, la muerte del presidente Venustiano Carranza y la desarticulación de la corriente carrancista y el triunfo de Álvaro Obregón.

          Para finales de mayo, todos los gobiernos estatales habían reconocido el Plan de Agua Prieta y para el primero de junio Adolfo de la Huerta se había ungido como presidente interino y culmina el conflicto por la sucesión presidencial.

          Por otra parte, por si fuera poco, continua la gripe española asolando al país, aparece la peste bubónica por el puerto de Veracruz, causando alarma y obligando a tomar medidas sanitarias severas.

          Pareciera que hay una confrontación entre quienes pretenden dar continuidad a la Revolución Mexicana, sobre todo manteniendo en el poder a los revolucionarios que lucharon en la guerra civil; por otra parte, tenemos a quienes pretenden concluir las confrontaciones y lograr el establecimiento de un gobierno eminentemente civil; lo anterior manifestado de la siguiente manera: “Por lo demás es ahora una buena ocasión para poner en claro que, justamente, uno de los grandes y viejos anhelos del pueblo mexicano, recogido en su bandera por la Revolución Constitucionalista, fue el acabar para siempre con la injerencia indebida de los miembros del ejército en la política del país y con algunas prerrogativas injustificadas del mismo ejército en general, que no son propias de la democracia moderna. Así, pues, de hoy en adelante nos proponemos que en la República Mexicana primero sea el ciudadano que el soldado, sin olvidarse nunca que el supremo poder público se alcanza solamente por el voto espontáneo de la mayoría de los ciudadanos, libre de toda clase de presiones e imposiciones.”

          Ahora bien, Mihuel N. Lira también es testigo de acontecimientos como el inicio de actividades de la malograda Liga de las Naciones, después reproducida por la ONU, Rusia declara la guerra a Polonia por disputas territoriales, Estonia declaró su independencia de Rusia, bajo el influjo de la manipulada Liga de las Naciones Mesopotamia (Irak) y Palestina se convirtieron en mandatos británicos, además Siria y Líbano en mandatos franceses y surgen conflictos en Hungría.

          Ante este panorama preocupante, hay un grupo de intelectuales preocupados por la perpetuidad del conflicto y las armas, por ello Miguel N. Lira pugnaba por la expresión de la intelligentia, ello a través de la vida universitaria; la intensidad de la vida dentro de la Universidad Nacional era una confluencia de corrientes ideológicas: el añejo positivismo, que perdía adeptos de manera acelerada; el catolicismo laico encabezado por grupos no revolucionarios. Entre estas dos corrientes confluían el catolicismo, protestantismo, naturalismo, ateísmo y judaísmo.

          En esta generación de estudiantes permeaba la idea de que el libertador revolucionario no podía convertirse en el verdugo, déspota ni victimario, héroe de la libertad y generoso adalid de las masas explotadas, de acuerdo con Manuel González Ramírez.

          Miguel N. Lira formaba parte de un grupo de tantos que pugnaban por el rescate de lo mexicano y concretar los ideales de los revolucionarios de la década anterior; por supuesto, ello se impulsó con Vasconcelos en la educación, Orozco, Rivera y Siqueiros en el muralismo y muchos otros, como Lira, en la poesía. Miguel Nicolás formo parte de “Los cachuchas”, integrado por Alejandro Gómez Arias, Manuel González Ramírez, José Gómez Robleda, Agustín Lira, Alfonso Villa, Jesús Ríos y Valles, Carmen Jaime y Frida Kahlo.

          La amistad de Lira y Frida es sellada por una pintura, realizada por Frida, de Miguel N. Lira, así como la forma en que trata al poeta tlaxcalteca, ello en los siguientes términos: “Hermanito: Desde hoy lunes estoy nuevamente en Coyoacán, y me dará mucho gusto en volverlos a ver. Tu retrato está casi terminado, así es que el miércoles los espero, como siempre. Por favor, dile a los muchachos. Sigo mala del espinazo y estoy que me lleva la recién…casada. No te imaginas de veras, cómo sufro con esto. Bueno. Pues no hay más remedio que aguantarte ¿no crees?”

El objetivo del grupo preparatoriano fue motivar al conocimiento de las diferentes expresiones artísticas que suplieran las armas y las luchas intestinas por el poder en el país, además de difundir lo mejor de lo mexicano y desterrar las pugnas políticas, propias de los revolucionarios triunfantes.

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