En el The New York Times pudimos ver la opinión de ciertos sectores sobre la concepción que tienen de México, nada nuevo, solo veamos toda la visión norteamericana y la construcción de un estereotipo sobre el ser del mexicano, además de los juicios negativos emitidos en ciertos círculos de la sociedad norteamericana. Repiten esos estereotipos los críticos del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, quienes criticaron la venta de tlayudas, entre muchas otras cosas que, desde su punto de vista, denigraban al aeropuerto internacional. Además, se destaca la afirmación de una periodista sobre este evento, en los siguientes términos “Una señora se filtró a la sala de llegadas del AIFA y comenzó a vender tlayudas a los pasajeros de la terminal. Debido a la falta de comercios que vendan alimentos, se formaron grandes filas.” ¿A qué tipo de comercios se referirá?
Regresando a la nota del The New York Times, se resume de la siguiente manera: “Es complicado encontrar agua para beber en algún lugar del flamante nuevo aeropuerto. Las carreteras de acceso, sin concluir, aún necesitan señalización, lo que obliga a los conductores confundidos a dar marcha atrás por la autopista. El único vuelo transnacional programado para el futuro inmediato es procedente de Venezuela.”
El lunes 21 de marzo se inauguró, con bombo y platillo y pocas consideraciones logísticas, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, al norte de Ciudad de México, el primero de los muchos proyectos de infraestructura a gran escala que el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió entregar antes de que termine su sexenio en 2024.
La inauguración del aeropuerto puede parecer prematura, pero se produce apenas unas semanas antes de un referéndum sobre si el presidente debe renunciar mucho antes de que termine su mandato obligatorio. López Obrador parecía ansioso por cumplir al menos uno de esos proyectos prometidos antes de la votación. “Es una obra del pueblo”, dijo López Obrador en la ceremonia de inauguración, mientras sus partidarios coreaban “¡sí se pudo!”.
Por otra parte, salieron a la defensa de la cultura mexicana y sus múltiples expresiones, por ello resultó en avivar problemas de identidad expresados a lo largo de la construcción de la nación mexicana.
Ahora, no es nuestro objetivo entrar a la discusión ni del AIFA ni de la disputa por un México con serios problemas por resolver; muchos se preguntaron qué clase de mexicanos tiene derecho a opinar, a ir a un Aeropuerto internacional, a quienes deben permitírseles vender al interior de las instalaciones; a quién les pertenece el país, nuestra la idea es tratar de esclarecer por qué estamos en la disputa por México, desenmarañar esa necesidad por saber quiénes son los dueños de México.
Hace más de un siglo, después de la sangrienta disputa entre liberales y conservadores, todo parecía resuelto con la construcción de la mestizofilia y disipar de una vez la disputa por México; todo parecía indicar que nuestro país sería una nación en el sentido pleno y con una identidad que le permitiría tener un lugar en el mundo. Con la Revolución Mexicana se consolidó un nacionalismo revolucionario hegemónico, no se permitió el desacuerdo, para eso había un partido de la Revolución Mexicana y, que después institucionalizó, dando paso al alto de las disputas, convirtiendo ello en una fe irreflexiva y disciplinada.
Agustín Basave Benítez, en años recientes, puntualiza la necesidad de estudiar la mestizofilia como elemento constitutivo del nacionalismo, la situación de anarquía en el siglo XIX se le atribuía a las grandes diferencias raciales y la preservación, en los hechos, de las castas, ello implicó la necesidad de pensar en construir una cultura mestizofílica, que lograra la unidad en torno a la fusión de dos razas.
En nuestro tiempo, priva en la visión del actual gobierno la exacerbación y la confrontación, pero hay otra tendencia que destaca la diversidad, pero sin llegar a la negación del otro, además de terminar con las leyendas negras que rondan en nuestra historia. Creemos que la mexicanidad precisa construir formas de convivencia hacia el interior de la sociedad, evitar las visiones peyorativas no solamente de nuestra historia, sino de quienes integramos una sociedad diversa y con manifestaciones culturales tan variadas, no podemos oficializar la existencia de “fifís” y “chairos”.
Asimismo, resulta indispensable señalar que la actual disputa ha sido alentada desde la presidencia, acusar al oponente como “fifi” y puntualizar a los chairos como los buenos, provoca la disputa y reaviva la querella por México. Nos espera un futuro incierto, precisamos asumir el compromiso por un México mejor, la disputa nos llevará a la perdición, según El Nigromante, Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto. No alimentemos los odios, no caigamos en la trampa de imponer una perspectiva de México aniquilando al otro.
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