Y es que en tierras tlaxcaltecas los reflectores no apuntan al mérito, sino a la sospecha.
Va por delante el descrédito y, después, la cárcel.
Que levante la mano quien no haya oído hablar del caso del Cachorro de Zacatelco, el exalcalde que hasta hace unos días se encontraba tras las rejas. Sus cuentas fueron reprobadas con la velocidad de la luz, y el Congreso, en su mayoría morenista, se apresuró a mantener la tendencia. Un recordatorio de que cuando no bailas al son del grupo dominante, te cortan la música.
¿Y qué decir de Huamantla? Ahí, al alcalde reeleccionista, Chava Santos, parece que lo quieren llevar a una situación similar. Su último período de cuentas públicas no pasó el filtro, aunque el verdadero filtro parece ser más político que administrativo.
¿O será que ese es otro montaje para arruinar su reputación?
Ya hubo un primer intento a través del OFS, instancia que alegó inconsistencias en la comprobación de recursos destinados a la organización del concierto de feria que protagonizó el cantante Yahir.
Bueno, en este burdo movimiento hasta el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones tuvo que salir a corregirle la plana al órgano fiscalizador y exonerar a Chava Santos de semejante acusación.
Ahora, una vez más fue reprobada su cuenta pública bajo criterios que dejan más dudas que certezas. ¿Qué se necesitará? ¿Acaso una revisión retroactiva de los tamales que regalaron el Día de la Candelaria?
Hay que esperar a ver de qué más son capaces, porque a estas alturas todo puede suceder.
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