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Fútbol y Dinero. parte 2 por J. A. Javier González Corona

Columna por J. A. Javier González Corona
Dom. 14 de ago., 2022. 04:45 PM
J. A. Javier González Corona
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Fútbol y Dinero. parte 2 por J. A. Javier González Corona

Continúo hablando de fútbol pues hay mucha tela de donde cortar, desgraciadamente de manera desfavorable. Como deporte y práctica del mismo es algo extraordinario; administrado y dirigido es de lo peor tanto en lo profesional como amateur. Es lamentable saber que atrás de un deporte tan completo y lleno de pasión, se oculten demasiados intereses económicos por parte de empresarios, directivos y algunas familias.

La Federación Mexicana de Fútbol (FEMEXFUT) se fundó el 23 de agosto de 1922; está afiliada a la FIFA desde 1922; a la CONCACAF en 1961 y a la CODEME a nivel nacional desde 1933. Su actual presidente es el ingeniero civil Yon de Luisa Plazas, quien antes de asumir el cargo se desempeñó como expresidente de Televisa Deportes y del Club deportivo América, esto da una idea de qué empresa tiene preferencia en la transmisión de partidos de la selección nacional.

Por otro lado, el presidente de la FEMEXFUT es el responsable de otorgar al SAT cuentas fiscales; informar de los ingresos y egresos de los recursos económicos; cuidar que no existan monopolios en cuanto a la propiedad de equipos; respetar y cuidar los derechos de los trabajadores (futbolistas), entre otras obligaciones. Sin embargo, no cumple en todo o casi nada y tal pareciera que trabaja a las órdenes de los presidentes de los equipos, ya que ellos son quienes dan la última palabra y como dice el periodista David Faitelson: “Son quienes manipulan los reglamentos” (Canal 14 TV pública).

Sin duda, una de las plazas más importantes a nivel mundial es México, por el número de aficionados consumidores (millones); por ello, a la propia FIFA y la FEMEXFUT les preocupa que nuestro país logre su calificación a los mundiales, aunque sea de “panzazo”.

Por su parte, los dueños de los equipos tanto de la Liga MX y de la denominada Expansión, como cualquier capitalista, sólo les interesa obtener ganancias, más no invertir. Por ende, sus grandes capitales no los utilizan en la formación de jugadores mexicanos y prefieren importar. Desgraciadamente quienes son contratados (la mayoría) son de mediana a nula calidad deportiva que no marcan diferencia con los nacionales, ni enseñan nada diferente a las nuevas generaciones, salvo excepciones. Dejando mucho dinero a quienes tramitan su contrato.

Si agregamos que los presidentes de equipos aprobaron la alineación de nueve extranjeros y únicamente tres mexicanos por cada equipo en cada uno de los juegos (se salva el Guadalajara por su norma interna), el problema se acrecienta. Un ejemplo muy claro se vio en el juego de la UNAM vs Barcelona donde pudimos ver una demostración lastimosa y vergonzosa de nuestros coterráneos; tomando a los Pumas como equipo mexicano, pues el mayor número de jugadores que alinearon fueron extranjeros.

Desgraciadamente los jugadores nacionales tienen que invertir económicamente (familiares) para ser observados e incluidos en algún equipo profesional. Si tienen suerte a ser considerados, sus sueldos no son similares a los de los extranjeros, pero, además, los hacen sentir como si les hubiesen hecho el favor de su vida.

En el fútbol profesional es muy probable que haya lavado de dinero, condonación de impuestos, estadios en comodato por parte de gobiernos estatales a empresas privadas, compra y venta de jugadores a conveniencia de directivos, entre otras corruptelas. Convirtiéndose en un ejemplo para que los directivos a nivel amateur actúen de igual manera, claro, con sus respectivas diferencias dentro de la estructura directiva.

Al parecer, el gobierno federal investigará a los equipos que integran la Liga MX y a la propia FEMEXFUT con el fin de ver si existen actos de corrupción. Ojalá así sea y esa investigación se efectúe en razón al derecho, principalmente al que tiene la ciudadanía como aficionado y de los deportistas. Ya basta que los directivos antepongan sus intereses económicos y tengan al fútbol mexicano en una gran mediocridad.

Los directivos a nivel profesional como amateur se eternizan en el poder. En Tlaxcala y en cualquier liga amateur dentro del estado, su preocupación es otorgar “trofeos grandotes” al final de cada temporada a los tres o cuatro primeros lugares y al campeón goleador, además de programar los partidos y estar pendientes de castigos, reportes y demás detalles que representen dinero. Empero, se olvidan de capacitar a los árbitros; mejorar los campos deportivos; atender a quienes llegan a lastimarse a través de un seguro médico; evitar el consumo excesivo de alcohol en las canchas, durante y pospartidos; proyectar y acompañar a quienes muestran facultades y desean realizar una carrera profesional como futbolista; vigilar y asesorar a los equipos afiliados a su respectiva liga, para que cumplan con requisitos de organización interna y sesiones de entrenamiento continuo; cursos a deportistas para enseñarles y/o actualizarlos en su preparación, alimentación, cuidado y técnica como futbolistas; cursos a entrenadores con el fin de darles a conocer las nuevas técnicas y estrategias de juego; talleres a directivos para que reconozcan y valoren su compromiso que tienen con sus futbolistas registrados; etc.

En el mes de noviembre del presente año iniciará en el Estado árabe de Qatar, ubicado en las costas del Golfo Pérsico del continente asiático, la participación de la selección nacional mexicana y, al parecer, sin ninguna posibilidad de llegar al “deseado” quinto partido y, en consecuencia, ocupar algún lugar dentro de los cuatro mejores del mundo. Salvo si sucede algo extraordinario, permitan mi escepticismo.

En 2026 nuevamente México tendrá un Mundial compartido con Canadá y Estados Unidos, en donde este último tendrá los juegos estelares, sin embargo, la FIFA, FEMEXFUT y los empresarios no podían perder la plaza mexicana, es decir, el Mundial será para canadienses, estadounidenses y mayoritariamente mexicanos: unos en territorio nacional y los otros en situación de migrantes.

Concluyo: ¡ya basta de corrupción en el fútbol tanto profesional como amateur! El cariño, pasión, estima y entrega por parte de la población al fútbol, merece otra visión y principalmente honradez en el trabajo y en la administración deportiva. Las generaciones jóvenes de ambos géneros lo merecen; su entrega al fútbol es observable, falta que quienes lo dirigen no lo sigan viendo únicamente con signo de pesos o… ¿Usted qué opina?

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