En diversas ocasiones hemos insistido, en este mismo espacio, sobre los riesgos del sobre peso y la obesidad, lo hemos hecho antes de la pandemia y sobre los riesgos ante el COVID-19. Pareciera que poco ha sido el trabajo realizado desde los diferentes niveles de gobierno, no solamente para exhortar a la población para evitar los alimentos chatarra y corregir los desajustes nutricionales. Además, en una ocasión hicimos referencia hacia las políticas prohibicionistas y moralistas de evitar ciertas prácticas alimenticias.
El problema de sobre peso y obesidad no exclusivamente es un problema de salud de las personas, consideramos necesario enfrentarse de manera integral; por ejemplo, ante la emergencia sanitaria sobrevino el confinamiento y la agudización de muchos otros problemas ya presentes, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, enfermedades que contribuyeron a que se complicara la salud de muchos infectados de la covid-19.
El problema de la obesidad no se resolverá al controlar la pandemia, ya se había señalado desde la primera década de este siglo que el 40% de la población mexicana de más de 30 años padecía de obesidad; esta condición implica, según la Organización Mundial de la Salud, que una persona tiene este padecimiento si su índice de masa corporal tiene un desajuste entre el peso y la estatura (IMC= peso en kg/ altura en m2).
Ahora bien, resulta necesario considerar que la pandemia modificó muchos aspectos de la sociedad, creemos necesario reconsiderar el fortalecimiento de la salud, decimos lo anterior porque el encierro no solo cambio la vida de muchos, sino que agudizó enfermedades crónico degenativas; incluso se ha dado a conocer que las condiciones y enfermedades con posibilidades de facilitar la reinfección por Covid-19 son diabetes, edad avanzada, problemas de la tiroides, obesidad y padecimientos respiratorios.
En el futuro inmediato, las universidades requerirán modificar no exclusivamente la forma de trabajar, sino adecuar los planes y programas, carreras como nutrición precisarán introducir temas que permitan a la población adquirir conocimientos básicos y modificar hábitos alimenticios, no solamente para reducir el sobre peso y la obesidad, sino para educarnos en el consumo de alimentos.
Asimismo, deberemos abocarnos a la medicina preventiva, ello como una política enfocada a la reducción de los gastos excesivos en la atención de enfermedades que pudieron evitarse.
En fin, requerimos, como ya se ha realizado en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, la reflexión del modelo educativo en tiempos de pandemia y los retos que nos esperan, sino también a la adecuación de programas, ello con el fin de enfrentar en mejores términos y ante el avance de enfermedades y evitar que México, en el futuro inmediato, sea una sociedad vieja, enferma y obesa.
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