La Semana pasada hicimos entrega de un apartado del libro Elementos de moral, que circuló en el siglo XIX, lo hicimos al comportamiento de los casados, específicamente sobre la mujer.
En esta ocasión vamos a rescatar el apartado sobre las obligaciones de los padres para con sus hijos, sobre todo en la formación moral y de la enseñanza de buenas costumbres, destacando dos aspectos, el primero describe la fusión entre ideas de las libertades liberales, pero la permanencia de principios como el sufrimiento como algo propio del ser humano, sustento del catolicismo.
Por otra parte, se hace hincapié en las responsabilidades propias del sexo, donde a la mujer se le relega al trabajo de mantener una casa limpia y ordenada, así como la educación de las hijas, enseñándoseles las labores “propias de su sexo”. Ideas arraigadas también en nuestro tiempo. Pasemos ahora al texto:
¿Cuál es el primer beneficio que los padres deben dispensar á sus hijos? El de alimentarlos y ver su conservación.
¿Qué se exige de una buena madre? Que crie a sus hijos con su propia leche, sin abandonarlos, á mujeres extrañas, que no pocas veces son causa de su mala complexión.
¿Qué lenguaje se ha de usar con los niños? El de la razón, sin decirles, ni consentir que otros les digan cuentos absurdos, ni puerilidades capaces de dejarles ideas absurdas, ó impresiones peligrosas.
¿Cómo se reprenderá sus faltas? Con moderación, porque la demasiada severidad las más veces entorpece a los niños; además de que sería cruel el maltratar a unos seres débiles é inocentes.
¿A qué edad debe comenzar la educación de los hijos? En cuanto pueda aprovecharse de ella, instruyéndoles sus padres por sí mismos, ó por medio de maestros, pues que la instrucción de la niñez depende regularmente la suerte del hombre.
¿Cómo deben criarlos? En el temor de Dios, á quien deben toda sumisión y reverencia.
¿Qué sublime verdad deben enseñarles respecto de Dios? Que, como criador de la naturaleza, es sumamente poderoso, bueno y justo: que ve nuestras acciones y nuestros pensamientos; y que en él esperamos otra vida, en que el crimen será castigado, y premiada la virtud.
¿A qué debe acostumbrar á los hijos? A trabajar, dándoles una carrera ó un oficio que pueda serles útil á su tiempo.
¿Deben inspirarles ideas de honor y de valor? Sí, deben repetirles con frecuencia, que el hombre nacio para trabajar y sufrir: que no debe temer el dolor ni los peligros, aunque tampoco buscarlos; y que cuando se trata de defender la libertad é intereses de la patria, debe saber morir por ella.
¿Qué deben infundir las madres á las hijas? Sentimientos de honestidad, y aun de valor; porque su sexo también está destinado á padecimientos.
¿A qué deben acostumbrarlas principalmente? A dirigir y arreglar el gasto de una casa, y á que en ella reine siempre el aseo y la limpieza.
¿Debe limitarse á lo presente el amor y ternura de los padres para con sus hijos? También debe extenderse al porvenir, pensando en su mejor colocación posible, para cuando lleguen á tomar estado.
¿De qué deben cuidar mucho los padres? De no tener jamás conversaciones indiscretas delante de sus hijos, ni darles ningún mal ejemplo.
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