Estamos en septiembre mes de las fiestas patrias. Son los días 13, 15 y 16 cuando se realizan diversos eventos cívicos y sociales. En el primero, se recuerdan a los Niños Héroes que defendieron el Castillo de Chapultepec para evitar la invasión norteamericana, en el segundo, se evoca el llamado “grito” de independencia y en el tercero, se realiza un magno desfile. Desgraciadamente muy pocos recuerdan el 27 de septiembre de 1821, fecha en que se consumó la independencia de México.
Es necesario destacar que la lucha de independencia surge a partir de los intereses de los propios españoles nacidos en México (Criollos), quienes durante tres siglos estuvieron limitados y condicionados en la vida política, social y económica por parte de la Corona española. Sin embargo, cuando España cayo a una sujeción francesa, los criollos mexicanos vieron el momento coyuntural para levantarse en armas e iniciar el movimiento independentista.
Quien inicia la lucha es el criollo y cura Miguel Hidalgo y Costilla en Dolores Hidalgo en el estado de Guanajuato, sin embargo, la falta de instrucción militar e insuficiente armamento le propició una derrota por parte del ejército comandado por Félix María Calleja y en tan sólo un año de lucha cayó preso, enjuiciado y fusilado, para después ser decapitado por el gobierno español de la Nueva España. Afortunadamente, el ideal de Hidalgo ya había trascendido en la conciencia de otros criollos, indígenas, mestizos, negros y castas. La lucha había comenzado.
Un momento crucial para el inicio de la reyerta independentista fue cuando los liberales insurrectos en España obligaron a Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de marzo de 1812, en donde se enarbolaban los principios de soberanía popular, división de poderes y un federalismo que se oponía rotundamente al gobierno monárquico. La lucha se iba consolidando.
Aquí en la Nueva España los españoles y criollos decidieron apoyar a Agustín de Iturbide en su deseo de adquirir poder, para ello, buscó a Vicente Guerrero (de autentica ideología liberal) con el fin de conjuntar fuerzas y así, proclamar el Plan de Iguala o también llamado de las Tres Garantías: religión, independencia y unión, para presionar y exigir al virrey Juan de O’Donojú firmar las actas de independencia ¡Hace 200 años!
Cabe destacar que el festejo por el inicio de la independencia (curioso), se realizó únicamente a dos años de levantamiento insurgente (1812) por parte de la Junta Gubernativa de América encabezada por Ignacio López Rayón en Huichapan estado de Hidalgo. Iniciándose así la tradición de conmemorar el movimiento insurrecto. Posteriormente en el año siguiente José María Morelos y Pavón estableció el 16 de septiembre como fecha a conmemorar por inicio de la independencia.
Aunque es de destacar que la primera celebración oficial del 16 de septiembre se realizó bajo la presidencia de Guadalupe Victoria (primer presidente de México) en 1825. Una Junta Patriótica organizó los festejos, donde incluyeron una misa en la Catedral de México y la liberación de esclavos. La secularización de los festejos es hasta 1857 por parte de Benito Juárez.
Curiosamente, el primer “Grito de Dolores o de Independencia” fue dado por el segundo Emperador de México Maximiliano de Habsburgo, acompañado por su esposa la emperatriz Carlota de Bélgica en la población de Dolores Hidalgo estado de Guanajuato en el año de 1864. La ideología de Maximiliano a pesar de pertenecer a la monarquía europea, siempre expuso y actuó a favor de una igualdad social. El grupo conservador que lo invitó a México, le salió “el tiro por la culata”. El austriaco era de ideas liberales.
Posteriormente Porfirio Díaz trasladó la conmemoración del “grito” de independencia del día 16 al 15 con el fin de hacerlo coincidir con su onomástico. A través de los años cada presidente ha realizado cambios en la conmemoración de acuerdo a sus proyectos gubernamentales e incluso, a su propia personalidad.
En este 2021 y a 200 años de la independencia mexicana, sucedió un hecho que contradice la ideología que sustentó el movimiento de libertad. Me refiero a la visita a nuestro país del diputado español Santiago Abascal, líder del partido de ultra derecha Vox (no son siglas, es un término latino que significa voz) con la finalidad de firmar la “Carta de Madrid” que tiene como punto central “reunir apoyos en contra del avance del comunismo y del narco-comunismo”. Vox se caracteriza por ser un partido con ideología racista, misógina, colonialista y fascista que se conduce mediante una doble moral, incluso, comparte la ideología del exdictador español Francisco Franco.
Es decir, mientras por un lado se festeja 200 años de independencia, por el otro, una fracción de diputados y senadores del PAN y uno que otro del PRI, firmaron la “Carta Madrid” mostrando su aceptación a esa ideología nefasta, principalmente para un país que ha tenido desde su lucha independentista, hasta nuestros días, los principios de pluralidad, libertad, democracia e igualdad.
Además, México está lejos de abandonar el sistema económico capitalista: los medios de producción y de distribución son de propiedad privada y lucrativos, libre mercado, concepción individualista, etc. sin embargo, bajo la amenaza creada por la clase en el poder económico de la supuesta llegada del “comunismo”, han pretendido intimidar a la población. En tiempos pasados sí influyó en la opinión de la ciudadanía, sin embargo, a la fecha el grado académico alcanzado por la mayor parte de la población, los ha vuelto analíticos, reflexivos y capaces de emitir sus propias conclusiones, es decir, son consciente de su situación política, social y económica, ya difícilmente son manipulados. Los resultados de las elecciones nacionales y estatales son un ejemplo.
Sin embargo, es lamentable la participación de la Senadora por Tlaxcala Minerva Hernández Ramos en ese grupo que firmaron en apoyo a Vox. Tlaxcala se ha distinguido por estar de lado de la pluralidad, democracia y libertad. Al firmar el documento nos muestra una ideología que seguramente no comparten la mayoría de los tlaxcaltecas y ella, como parte de la Cámara Alta se atrevió hacerlo. Si hubiera firmado como una ciudadana sin representación, estaría ejerciendo un derecho que le corresponde, pero… ¿Usted qué opina?
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