En fechas próximas pasadas sucedieron dos eventos que por sus características y posible trascendencia tienen cierta similitud. Uno por parte del papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio y el otro, Andrés Manuel López Obrador, presidente de nuestro país. Muchas opiniones encontradas al respecto han surgido a través de los días. La mía es una de ellas.
Desde el inicio de su pontificado el papa Francisco declaró su propósito de cambiar la imagen de la iglesia, principalmente en actos de corrupción y pedofilia. Sin embargo, esa postura originó diversos actos de resistencia y oposición por parte de la élite ortodoxa religiosa. Datos bibliográficos señalan que estos últimos han impuesto sus decisiones durante varios cientos de años; situación que los ha vuelto casi intocables dentro de la institución. Sin embargo, destaca el interés del papa por darle otro rumbo, bajo los principios de humildad, honradez y respeto; mismos que sustentaron al protagonista del Nuevo Testamento y que podemos leer en el libro más leído a nivel mundial: La Biblia.
Bajo esa convicción papal, el Vaticano informó por primera vez en su historia, su patrimonio inmobiliario: cuenta con más de 5 mil propiedades; de ellas 4 mil 051 en Italia y 120 en el resto del mundo, sin incluir sus embajadas en los diferentes países del mundo. Muchas de esas propiedades son arrendadas, dándole destacadas ganancias al Estado Vaticano. La Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA) comunicó que tiene propiedades como inversión en zonas de lujo en Londres, Ginebra, Lausana y París. Al respecto, el 27 de julio del 2021 se inició el juicio en contra del depuesto cardenal Angelo Becciu (italiano) a quien acusan de una compra-venta de un lujoso edificio en Londres, repercutiendo en las finanzas de la institución. Ahí se aclarará si fueron algunos empresarios quienes estafaron a la Iglesia por más de 400 millones de dólares o fue un acto de corrupción por parte de Becciu y otros 9 clérigos de la alta jerarquía eclesiástica.
Según declaración del secretario de Economía del Vaticano, Juan Antonio Guerrero: “Venimos de una cultura del secreto, pero hemos aprendido que, en materia económica, la transparencia nos protege más que el secreto”. Palabras análogas con el ideal y proceder del Papa; confirma que el actual líder de la Iglesia poco a poco va logrando sus objetivos iniciales. Sin embargo, el enorme poder económico, político y social de los próximos a juzgar, podría originar que salieran absueltos y el papa quede como el mendaz del escándalo económico. Sin duda, es un acto de valentía de quien desde el 13 de marzo 2013 encabeza el Estado Vaticano.
Por otro lado, el presidente nacional de México en uno de sus discursos (24 de julio 2021) convocó a los países de América Latina y del Caribe a suplir la Organización de Estados Americanos (OEA) “por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie”; aludiendo a su creador (EU), quien dispone y se beneficia del organismo americano. Así mismo, aprovechó ser anfitrión de la reunión donde estuvieron presentes los ministros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para recuperar la actitud diplomática de México y ser directo en su planteamiento: recuperar la soberanía, respeto y la libre decisión de cada uno de los países ante la potencia norteamericana.
Días antes, AMLO se había pronunciado a favor de retirar el bloqueo comercial y económico por parte de los Estados Unidos a la isla de Cuba. Pidiendo, como posteriormente lo hicieron un grupo de intelectuales, artistas y científicos, anular las 243 medidas coercitivas establecidas por Donald Trump en contra de Cuba. Su petición fue sustentada en el daño económico que sufre la isla al no recibir por parte del turismo internacional miles de millones de ingresos; mismos que servirían para ser invertidos en la distribución de alimentos, educación y salud, entre otras necesidades básicas. Es decir, los sesenta años de bloqueo económico y comercial por parte de EU, en estos momentos se ha agudizado, ocasionando grandes penurias económicas en la isla; mismas que han sido utilizadas por parte de los vecinos del norte para tratar de organizar a la gente cubana en contra de su propio gobierno.
Estos reclamos, bajo los principios de no intervención, soberanía, respeto y libre autodeterminación de los pueblos, ningún gobernante se había atrevido a realizar, por lo menos durante los últimos seis sexenios, para no ir más atrás en la historia, y mucho menos dirigirlos a la máxima potencia mundial económica. Incluso, señaló el presidente mexicano que no tan sólo se vote en la ONU en contra al bloqueo que sufre Cuba, sino que se realicen acciones concretas a favor de esa nación.
Así mismo, reconoció las grandes diferencias económicas entre EU y los países latinos: “No podemos ponernos con Sansón a las patadas, pero al mismo tiempo tenemos poderosas razones para hacer valer nuestra soberanía y demostrar con argumentos, sin balandronadas, que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero”. Proponiendo una nueva convivencia y nuevos acuerdos de ayuda con fines de desarrollo.
Insisto, había pasado bastante tiempo (desde Lázaro Cárdenas) que no habíamos escuchado discursos bajo esas características, pero sí, frases como la dicha por Vicente Fox a Fidel Castro: “Comes y te vas”. Tratando de quedar bien con la potencia nacional vecina, sin importarle la honorabilidad y respeto al pueblo mexicano e incluso, poniendo entre dicho la soberanía nacional.
Los proyectos y acciones de los líderes del Vaticano y México no son sencillos, pues se enfrentan a “monstruos” del poder económico y político en sus respectivos espacios de representación. Estos entes operan creando necesidad económica en los pueblos, haciéndolos pensar que el dinero vale más que cualquier ideología. Arma principal de la élite para inducir a la sociedad a un individualismo y olvidarse del colectivo.
La Iglesia ha perdido la confianza de la gente y a miles de seguidores en los últimos años, principalmente por los excesos de algunos clérigos y la gran opulencia económica de la institución en comparación con la miseria de sus fieles. En el caso de México, la riqueza natural, social y cultural que posee no se ha aprovechado para reducir la pobreza y extrema pobreza que juntas rebasan el 60% de la población.
Los actos de valentía y congruencia de ambos líderes están en razón al enfrentamiento a una élite nacional e internacional que nunca les ha importado la población, salvo como mano de obra barata. Mismos que han comprado voluntades políticas y de algunos medios de comunicación para hacernos vivir en una utopía; nuestra realidad es otra. Seguramente por ello nos hemos convertido en una sociedad escéptica a nuestros líderes o representantes. Aunque, ante esos actos, valdría la pena darles un voto de confianza o ¿Usted qué opina?
Te podría interesar...