El próximo 6 de junio del 2021 en Tlaxcala se elegirán diputaciones federales y estatales, gubernatura, presidencias municipales y de comunidad. Por tal motivo el pasado domingo 18 de abril del presente año se realizó el primer debate entre los aspirantes a gobernar el estado tlaxcalteca. Al término del mismo, tanto aspirantes como sus respectivos simpatizantes se proclamaron ganadores del evento y con ello, asumirse ante la ciudadanía como los virtuales ganadores de las próximas elecciones. Lo curioso, en mi opinión, es que un debate político se gane o se pierda cuando los fines y objetivos del mismo son otros.
Un debate político es un evento público. Forma parte del ejercicio democrático de un país, estado o municipio, donde cada uno de los aspirantes expresan su opinión y propuestas para resolver las diferentes problemáticas que la sociedad tiene. Para ello, los participantes en primer lugar deben asumir una actitud de respeto entre sí y hacia la ciudadanía; ser claros, coherentes, precisos y no caer en falacias, mucho menos en utopías. Permitiendo a los votantes analizar, reflexionar, comentar, criticar y poder definir a quién le otorgarán su voto.
Es decir, un debate político es un ejercicio democrático donde se confrontan ideas, puntos de vista, ideologías y expresiones, todo ello sustentado en el conocimiento de la situación laboral, profesional, comunicativa, turística, educativa, cultural, medio ambiente y un sinnúmero de aspectos más. En dicho ejercicio es imperante por parte de los participantes, mostrar en todo momento su empatía con la población, principalmente con la más desprotegida.
Sin embargo, ante la falta de propuestas serías, claras y convincentes, los contendientes y sus seguidores se desbordaron en afirmar: ¡ganamos! Justificando su supuesto “triunfo” mostrando de sus oponentes fallas léxicas, incoherencia de ideas y otros detalles impropios. Por otro lado, los moderadores dejaron de cumplir su rol asumiendo una actitud de sinodales. Además, los candidatos no debatieron, únicamente se escucharon algunos reclamos y acusaciones muy someras. Al final un debate intrascendente.
Me queda claro que un debate político no se gana ni se pierde. Su objetivo, insisto, es presentar por parte de los candidatos propuestas y proyectos que permitan resolver las diversas problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales de la población. Permitiendo a los votantes decidir a quién darán su voto, más no por haber ganado o perdido el debate. Si bien es cierto la contienda electoral es una competencia, el debate, insisto, no tiene como finalidad ganarlo o perderlo.
Ante ello, sería lo más adecuado que los electores decidan su voto a partir de un análisis minucioso de las propuestas presentadas en los diferentes debates convocados por la autoridad electoral correspondiente. Agrego, al electorado nos falta una educación de calidad y ser una sociedad lectora de por lo menos 30 minutos diarios. Así evitaríamos que los partidos políticos a través de los medios de comunicación o mediante algunas otras instituciones, incluso educativas y sindicales, induzcan u obliguen al trabajador a dar su voto a favor de un partido político específico, bajo amenaza de ser afectado o beneficiado laboralmente. Acciones totalmente denigrantes que demeritan cualquier proceso electoral democrático.
El día 23 de abril de 1995 la Conferencia General de la UNESCO en Paris Francia estableció el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”, fecha que debiéramos tener en mente no únicamente para conmemorarla, sino para asumir un compromiso de crearnos un hábito de lectura. Estamos convencidos que una sociedad lectora es una sociedad con una concepción del mundo amplia y crítica, difícil de manipular. No podemos seguir manteniendo la frase irónica: “cada pueblo tiene los gobernantes que merece”.
Concluyo, en próximas fechas tenemos la oportunidad de elegir a nuestros representantes en el Congreso de la Unión y a los próximos gobernantes en sus diferentes niveles de autoridad, ojalá lo realicemos mediante un criterio analítico y congruente, aunque considero que para lograrlo necesitamos ser una sociedad lectora o ¿usted qué opina?
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